
Nunca una película de Navidad había presentado a Santa como un superhéroe, hasta que apareció SantaKlaus. Correcta en su ejecución, consigue su propósito de entretener a los niños con su fantasía.
Nunca una película de Navidad había presentado a Santa como un superhéroe, hasta que apareció SantaKlaus. Correcta en su ejecución, consigue su propósito de entretener a los niños con su fantasía.
La decisión de animar esta historia inspirada en testimonios reales, permite acercar una cruda realidad al público joven para abrir un espacio de reflexión más amplio y seguir concienciando sobre el cambio climático.
Una secuela aguada que encuentra su talón de Aquiles en ser un calco a la primera parte. Si bien decepcionará a los seguidores de la aventura original, se mantiene entretenida y sobresale por los valiosos mensajes que subyacen.
Una digna obra de animación con mayores ambiciones de las que logra cumplir. Sin embargo, ofrece una aproximación valiosa al terror de la guerra para los más pequeños y ensalza el poder del arte y la familia ante ella.
Esta adaptación ridícula, edulcorada y algo estereotipada consigue su cometido de entretener a los más pequeños. Aunque formalmente y argumentalmente decae, sus mensajes de fondo le otorgan un mayor valor.
El film de Vasiliy Rovenskiy es una propuesta sencilla para el público infantil que cuenta con aventuras predecibles y unos protagonistas simpáticos. Se trata de un relato que ensalza la amistad y el compañerismo.
La película reúne una serie de criaturas aterradoras que se presentan de manera tierna y amigable. Sus aventuras para rescatar a sus amigos se narran con una animación suave y un tono infantil.
Un enaltecimiento a la magia de las historias en papel, repleto de frases inspiradoras y explicado con palabras fácilmente entendibles para los más pequeños de la casa. Un viaje breve, pero lleno de imaginación y originalidad.
Shin Chan regresa en una aventura con elementos alejados de sus historias corrientes, pero con su pervertida e incorregible característica forma de ser. El cambio de animación tampoco ayuda a disfrutar de su visionado.
Chris Sanders deslumbra con una mágica película en la que hasta el último detalle está pensado y cuidado. Con maravillosos fotogramas y una música que refuerza la emotividad, narra una conmovedora historia de amor.