TIC, videojuegos y educación

La escuela del siglo XXI debe amoldarse a los cambios que experimenta la sociedad. Por ello, las TIC se están convirtiendo en un elemento esencial para el aprendizaje. El principal escollo a día de hoy, es la propia formación del profesorado para potenciar y sacar todo el jugo a las tecnologías en el aprendizaje.

Es en esta perspectiva en la que el alumno cobra un papel determinante. Pasa de ser un elemento pasivo, receptor de información, a ser el elemento protagonista y activo del aprendizaje. El docente, por su parte, se convierte en un guía y en un impulsor de conocimiento, pero no de manera vertical, sino horizontal. Es decir, el docente acompaña, proporciona estrategias y ayuda ante las dificultades, pero es el alumno el que busca la resolución de problemas y el descubrimiento por sí mismo.

Los videojuegos son un elemento más que no debemos obviar. Cada vez son más las iniciativas que nos hablan de introducirlos en el aula. El miedo que surge entre los padres y la propia comunidad educativa es patente. Sin embargo, como solemos decir, pueden ser un recurso muy útil si se utilizan con sentido y n base a una metodología apropiada. No se trata de usarlos porque sí, sino de hacerlo para aprender.

El alumno deja de ser un elemento pasivo, un mero receptor de información para ser el protagonista de su propio aprendizaje

¿Por qué les gustan los videojuegos?

Muy sencillo. Los videojuegos suponen un reto, una oposición que debemos superar. Para lograrlo, implican una práctica y una repetición que genera una recompensa cuando superamos aquella dificultad ante la que nos encontramos. Implican, por lo tanto, una respuesta rápida, precisa y contundente ante los problemas. Me aventuraría a decir que son un gran problema de 50 euros.

Esto genera un reto en los niños/-as, una atracción y una necesidad a seguir jugando. A todo esto, en muchas ocasiones introducen dos elementos más que son determinantes: cooperación y personalización. La primera responde a la posibilidad de entablar relación con otros jugadores, muchas veces mis propios amigos, para dar con la clave a la dificultad en el videojuego. La segunda, a la posibilidad de hacerlo mío, de sentirlo como algo propio.

  • Con este contexto, la clave es entender que los videojuegos están aquí para quedarse y que con un debido uso pueden ser muy útiles para el aprendizaje, tanto en el colegio como en casa.
  • Los malos usos existen, pero depende mucho de la perspectiva que les queramos dar.
  • El control parental e involucrarnos participativamente se antoja determinante.

Para finalizar, os dejo un vídeo sobre una entrevista a Mark Prensky en el programa Redes. Es muy interesante.