Casi humanos

Aprovechando la estela de éxitos como Crepúsculo la ficción televisiva también se reinventa y, bajo la temática vampiresca, llegan a la pequeña pantalla productos tan empalagosos como Crónicas vampíricas o tan engañosamente transgresores como True Blood. En esta ocasión, Casi humanos bebe del género tanto como le es posible y utiliza los clásicos clichés para componer una historia simple, pero entretenida.

Quizá, lo mejor de la serie es la apuesta decidida por aportar una visión más humana que “animal” de sus protagonistas. La lucha sin tregua que mantienen los personajes para afrontar, superar y aprender a convivir con sus “mutaciones” es el eje central de esta ficción no muy sobresaliente en el resto de aspectos.

La incertidumbre del misterio, el miedo a lo desconocido, el dolor por lo que se ha perdido y la angustia de saberse débil se encarnan en la figura de los dos novatos, Josh y Sally, que, a la vez, aportan la ternura y la torpeza de quien está aprendiendo a dar sus primeros pasos en un terreno resbaladizo y tortuoso.

Por el contrario, Aidan responde a la voz de la experiencia, la fortaleza, la capacidad de superación y el arrepentimiento, con algunos toques de tristeza y rabia contenida pero siempre entregado a la esperanza de que, siendo constantes en la lucha y con ayuda de los demás, nada es imposible.

Con este fondo trascendente -al más puro estilo americano-, Casi humanos no sabe aprovechar las posibilidades que le ofrece haber traspasado las barreras de lo natural y se adentra en un mundo sórdido del que se muestra su peor cara, sin deleitarse pero también sin dejar pasar una oportunidad, en la que cohabitan la sangre, el sexo, el instinto y el desenfreno.

Un producto para adultos aficionados al género.

Firma: Mar Pons