Billy el Niño

Michael Hirst (Vikingos) se documenta sobre la infancia y juventud de una de las figuras más famosas del Oeste americano: Billy el Niño. Con esta serie, Hirst pretende retratar al forajido desde un perspectiva cercana, un punto de vista que desvela los motivos y la evolución del pistolero.

Durante los ocho capítulos que dura esta primera temporada, el protagonista se enfrenta a la muerte de todos los miembros de su familia, a injusticias sociales, a los abusos de los poderosos sobre los débiles, a codicias y a su propia necesidad de supervivencia. Billy crece en un mundo en el que la vida humana apenas vale lo mismo que una buena mano de póquer o un caballo sano.

De esta forma, entre la polvareda de los largos viajes en carromato y los disparos a latas vacías, el personaje evoluciona contaminado por la penuria, la impotencia, la injusticia y la fatalidad. El pasado no sirve de excusa para el presente, pero sí contextualiza la aparición del mito. Con el tiempo, Billy se convierte en el héroe, se enfrenta con valentía a los anillos de poder y no duda en colocarse en el centro del huracán, así se forja la leyenda.

Al ritmo del lejano Oeste, a lomos de veloces caballos, por secarrales y bosques frondosos y en compañía de gente buena, gente mediocre y gente malvada, esta ficción discurre sin sobresaltos. Billy el Niño es una buena propuesta, filmada con calidad, perfectamente ambientada y narrada con soltura y sin dramatismos. Una vuelta al western con un protagonista, Tom Blyth, al que vale la pena seguir en una historia, puede que típica, pero convincente.

Firma: Mar Pons