Élite

Con un argumento nada singular se vende una serie en la que lo de menos acaba siendo el asesinato. Así, nada más empezar, el espectador se descubre inmerso en una historia antigua, llena de tópicos de los cincuenta y sesenta, niños ricos contra niños pobres, diferencia de clases caprichosamente tratada, sexo en el colegio, sexo en las fiestas, sexo sin afecto, falso y manipulador, hipocresía, mujeres maléficas que llevan a sus incautos novios por el camino del vicio y la perversión del trío voyeur, faltas de respeto a la mujer por ser mujer, falsa vergüenza y ningún sentimiento de culpa. En fin. Como dice el título de una serie parecida: “pequeños y mentirosos”.

Por no hablar de la falta de sutileza en una historia también poco flexible y que no aporta ninguna alegría a la industria ni a la audiencia. Élite es una espiral de malas decisiones apoyadas por una ideología destructiva que «regala» a los menores una visión perversa de una época irrepetible para cada adolescente (todo por la audiencia). ¿A qué padre con sentido común le gustaría que su hijo se pareciera lo más mínimo a cualquiera de los protagonistas? ¿A qué joven crítico y realista le gustaría ocupar un lugar en el manipulado instituto El Encinar?

Élite es un conjunto de gente mala con la que es difícil identificarse. Gente mala que luego parece buena, pero que al final vuelve a ser mala. Y llegamos a un final sin mucho suspense con personajes que, definitivamente, ya no te caen bien porque sabes que, aunque son ficticios, muestran lo peor de las personas.

Firma: Domingo Malmierca