Feliz Navidad y esas cosas

Bridgit Mendler, Ashley Tisdale, un plató similar al de Buena suerte, Charlie y un argumento poco trabajado es una combinación de elementos que recuerda a las series simplistas de Disney Channel. Sin embargo, esta vez el elenco lo lidera Dennis Quaid y se trata de un producto para Netflix.

La trama no tiene ningún misterio: en ocho capítulos se resumen los diez días de vacaciones navideñas que pasan juntos los miembros de la familia Quinn. Su patriarca es un hombre muy tradicional y se encuentra con varias coyunturas que le obligan a replantearse las cosas. Lo curioso es que en ese breve lapso de tiempo se suceden situaciones propias de un periodo más largo: nuevos romances, confesiones, rupturas, reconciliaciones… Todo en una semana. Por ello, las resoluciones son muy precipitadas y sin originalidad.

Además, los personajes están muy caricaturizados y sobreactuados, encarnando cada uno diversos clichés, muy explotados ya en la pequeña pantalla. Y, por si el espectador no entiende las bromas fáciles y forzadas, los episodios contienen risas enlatadas que le indican cuándo debe reírse, como si fuera tonto.

Debe tenerse en consideración también el tono empleado a lo largo de la temporada. A pesar de aparenta ser una serie familiar, no va dirigida a todos los públicos ya que utiliza chistes ácidos y bromas para adultos. Asimismo, las temáticas que se tratan en relación a la familia, el amor o ser uno mismo pueden ser cuestionables.

No obstante, este título presenta momentos graciosos y entrañables, así como una alianza entre los cuñados muy divertida. Sin aportar novedad ni ocasiones de reflexión, esta propuesta quizá funciona para algunos como producto de entretenimiento durante las fiestas de Navidad. Aunque, a grandes rasgos, parece una producción improvisada rápidamente para llegar a tiempo a la plataforma.

Firma: Patricia Amat