Happy Valley

Esta serie que se inició en 2014 llega a su fin en 2023. Después de una segunda entrega en 2016, la creadora, Sally Wainwright, decidió esperar a que Ryan –papel interpretado por Rhys Connah– creciera lo suficiente como para poder decidir sobre la relación que quería tener con su padre en la ficción (o eso se dice, porque también podrían haber escogido a otro actor).

Sea como fuere, la tercera temporada cierra la historia de la sargento Catherine Cawood y del asesino Tommy Lee Royce. Y, realmente, es una lástima. Porque, aunque en Happy Valley hay de todo menos felicidad, este drama británico es un aspirador emocional que absorbe nuestra atención desde el primer capítulo.

Sin nada destacable, la serie nos introduce en la atmósfera gris de Yorkshire poco a poco y va desgranando los dramas y las complejas personalidades de sus protagonistas. Un caso nuevo cada temporada ameniza el hilo principal de esta historia, lo cual imprime variedad y diversidad a la narración.

Sin duda, las grandes interpretaciones y lo complejo del ser humano es el gancho que nos mantiene unidos a la vida de la sargento Cawood. Wainwright nos cuenta en su serie cómo cada personaje decide enfrentarse a sus demonios y lo hace de forma efectiva y verosímil. También sabe sacar partido a la idea de que la supervivencia en el drama es más atractiva, quizá por eso no hay nadie realmente feliz en Happy Valley.

Sin embargo, a pesar de los infortunios, en sus personajes se palpa bondad, perseverancia, renuncia, sacrificio, tenacidad, profesionalidad, comprensión, amor por la familia y una serie de valores profundos y poco reconocidos. Además, en esta ficción el bien es bien y el mal es el mal y no por ello se excluyen los errores o las fragilidades humanas, que los hay, como en cualquier vida.

Reconocida por la crítica y la audiencia, resulta un acierto adentrarse en esta pequeña comunidad inglesa y acompañar a sus desdichados habitantes. Eso sí, para ello hay que disfrutar con este tipo de títulos plomizos que remueven las emociones y en los que se toma partido lo queramos o no.

Firma: Mar Pons