Heidi, bienvenida a casa

Una serie de Marcela Citterio (Chica vampiro, Patito feo) y Jorge Montero (Consentidos, Patito feo), que extrae la idea base del cuento infantil de la escritora suiza Johanna Spyri, publicado en 1880.

Más que adaptación, estamos ante una modernización o actualización de la historia original ya que, al final, lo que relata la serie que emite Disney en nada se parece a su fuente de inspiración. Únicamente, los buenos sentimientos de fondo y las intenciones de la protagonista se mantienen, más o menos, fieles al relato escrito.

Por lo demás, su productora (Nickelodeon Latin America) ha hecho lo que ya hemos visto en otras “revisiones” como Patito feo o Floricienta y, además, la serie es prima hermana de títulos como Luna o Violetta.

Con estos precedentes, ya sabemos de antemano, que tropezamos con una telenovela pre adolescente en la que prima la purpurina, los colores llamativos y las hipérboles sentimentales. Los personajes, jóvenes y adultos, se embarcan en una comedia de enredo que rota insistentemente sobre un eje denominado “amor”. Otros temas como el estudio, los hobbies, las profesiones y actividades varias pasan solo de puntillas y sirven de excusa para acabar siempre en lo mismo: si alguien está enamorado o no y si es correspondido.

Con este panorama, Heidi, bienvenida a casa es un diario coral donde cada uno de los personajes relata sus devaneos amorosos. Junto a esto, los caracteres representados artificiosamente completan un cuento de ficción previsible y poco interesante. Aunque, está claro que todo lo descrito pretende una rápida identificación del espectador.

Una telenovela juvenil que nada en una superficie resbaladiza, sin profundidad, y que puede atrapar a la audiencia incauta y poco selectiva.

Firma: Mar Pons