La extraordinaria playlist de Zoey

El género musical toma parte en este título que, fundamentalmente, es simpático y divertido. El poder de Zoey para ver los pensamientos de las personas en forma de número coreografiado es el original toque distintivo que hace destacar a la serie.

No hay que ir en busca de grandes bailes ni puestas en escena, pero sí se recogen en La extraordinaria playlist de Zoey grandes títulos de la música de las últimas décadas y, sobre todo, se intercalan con gracia; lo que produce que cada episodio sea una ligera historia de superación, de empatía, de duelo, de amor no expresado, en fin, de todo aquello que, como dice su protagonista, se lleva en el corazón.

La previsibilidad de las tramas, con sus desaciertos políticamente correctos, se compensa con la locura de los momentos musicales –aunque también los hay tiernos y románticos– y con una protagonista (maravillosa Jane Levy) capaz de arrastrar a cualquiera a su estrafalario mundo. Además, el reparto coral es atractivo y solvente.

No olvidemos que es un título singular para una audiencia también singular. Sin embargo, para aceptarlo no es tan importante  comulgar con el género del musical como aceptar la premisa de que en La extraordinaria playlist de Zoey, en cualquier momento, las cosas se digan en clave de sol, se vistan de colores llamativos y se muevan al ritmo del pop por la calles de San Francisco.

Y, aunque el guión no aporta novedad ninguna, ofrece destellos de compasión, unión familiar, cooperación y, especialmente, de generosidad, que no es otra cosa que salir de uno mismo para ayudar a los demás.

Firma: Mar Pons