La última

Los cinco episodios que componen esta serie constatan de nuevo algo que ya sabíamos: no es la mejor decisión convertir a una cantante en actriz de un día para otro. Y el motivo es simple: no se ha preparado para ello.

Aun así, podríamos encontrar una excepción y es cuando la artista va a representarse a sí misma. Y es que en La última, aunque la protagonista se llame Candela, da la sensación de que Aitana está rodando su propio biopic.

Acompañándola, tenemos a Miguel Bernardeau (Élite), quien también ha sido su pareja sentimental en la vida real. Esta vez interpreta un papel mucho menos agresivo al que nos tiene acostumbrados. Es boxeador, pero tiene un corazón sensible y está enamorado perdidamente de Candela.

La serie, por sus canciones y su poca sustancia nos traslada a una especie de remake de High School Musical en el que todos los personajes persiguen sus sueños sin descanso. A través del guion, en La última detectamos una falta de compromiso en las relaciones, la incapacidad de decidir lo que uno quiere en la vida y la mal entendida incomprensión por parte de las familias, que se oponen a las ambiciosas metas de sus hijos.

Aun con todo esto, la propuesta, floja de producción, distrae, tanto por la simpleza de su pareja principal como por los temas originales que Aitana nos interpreta. Si se hubiesen moderado un poco en el lenguaje, quizás habrían alcanzado también un público algo más joven.

Firma: Júlia Nafría