Viaje al oeste. Las aventuras del Rey Mono es un clásico anónimo de la literatura china del siglo XVI. Su protagonista forma parte de la cultura popular desde hace siglos y este personaje –envuelto en la filosofía budista y taoísta– viene a ser como un Quijote o un Ulises oriental.
La serie, que llega desde Australia, se inspira en el Rey Mono para continuar con unas aventuras acomodadas al siglo actual. En esta versión, Tripitaka, el monje que acompaña a Mono, es una chica huérfana; el Rey (dueño de un carácter parecido al del emperador Kuzco), después de 500 años emparedado en el interior de una montaña, tiene sus poderes algo oxidados, y sus nuevos compañeros, Árida y Porco, son, nada más y nada menos, que dos dioses retraídos.
En la raíz de estas aventuras descubrimos el viaje –interior y exterior– de cuatro compañeros que, con el tiempo, cruzarán el límite de la amistad para llegar a ser una familia. Los caminos externos que recorren para reunir los pergaminos sagrados son la expresión de una búsqueda personal: la verdad, la identidad, la misión o la redención. Aquí pasa algo parecido al viaje de Dorothy y sus amigos por las baldosas amarillas de Oz, pero menos evidente.
Sobre la forma de narrar esta odisea partimos de la base de que estamos ante una producción australiana y tanto su factura visual como su realización recuerdan, por ejemplo, a Hércules: Sus viajes legendarios y, en especial, a Xena: La princesa guerrera. Es decir, es un quiero y no puedo de efectos especiales y caracterizaciones de dudosa credibilidad (aunque Mono está más conseguido que Xena).
Al mismo nivel de calidad caduca se sitúan los guiones, una sucesión de acontecimientos que se cobran de dos a tres peleas por capítulo para esconder la falta de contenido. A esto, también hay que sumar los diálogos que, si no fuera por la oportuna ironía y un humor reconfortante, seguirían la misma suerte que las tramas. Por último, el feísmo trasladado a la Princesa Locke, por ejemplo, o a la suciedad de una cultura atemporal, acaba por deslucir unas hazañas que, aunque carentes de inspiración, podrían engatusar a los preadolescentes.
En definitiva, Las nuevas leyendas de Mono sería una buena propuesta juvenil si la serie se hubiera tomado más en serio a sí misma, pero se queda en la mera adaptación moderna no de un libro clásico sino de una mediocre princesa guerrera del siglo XX.
Firma: Mar Pons
Género: Serie
Subgénero: Aventuras, Fantástico
Año: 2018
Cadena: Netflix
Intérpretes: Chai Hansen, Emilie Cocquerel, Josh Thomson, Luciane Buchanan
Presentador: -
Hubo una época en la que los dioses defendían a los hombres de los demonios. A su vez, el Rey Mono era el guerrero protector de los dioses. Entonces la vida transcurría en paz. No obstante, el mal acabó por imponerse. Mono fue sepultado entre las rocas y los dioses murieron o se escondieron. Ahora, la humanidad vive bajo la tiranía de los malos espíritus.
Sin embargo, 500 años después, aún hay quien recuerda a Mono. Incluso, un grupo de la resistencia posee la corona que devolverá la vida al legendario guerrero y, cuando la recupere, la justicia reinará nuevamente en la Tierra.
Instruida por el Erudito, una joven huérfana llega a convertirse en Tripitaka. Este personaje es quien, según dice la leyenda, despertará a Mono y le guiará en su nueva misión. Así es como Tripitaka, Mono y los dioses Árida y Porco se reúnen para combatir a los demonios y restaurar la armonía.
Título original: The New Legends of Monkey
Creador: -
Director: -
Guión: -
Productora: Jump Film and Television, See-Saw Films
Duración: 24'
País: Australia, Nueva Zelanda
Temporada: 1