Loki

Loki tenía un reto grande por delante, pues debía abrir las puertas a las siguientes producciones de Marvel y a la vez competir con la originalidad de Bruja Escarlata y Visión, que rompió algunos esquemas. El resultado es un producto satisfactorio en efectos especiales pero que no llegará a ser memorable, aunque cumple con muchas expectativas.

Por un lado, el aspecto visual –que a veces no aporta nada al relato– es todo lo que un seguidor de la factoría espera: luces, colores, artilugios y recreaciones de otras galaxias. Un espectáculo gratificante que, junto con el ritmo ágil de la temporada, proporciona unos minutos de entretenimiento épico. No falta acción, aventuras, elementos fantásticos o batallas con el sello de la productora.

Sin embargo, el guion y el personaje podrían presentar algún inconveniente para el fan fiel. La historia que se narra es compleja en algún punto, ya que abre cantidad de posibilidades espacio-temporales, pero eso nunca ha sido un problema en las diferentes fases del MCU (universo cinematográfico de Marvel). El fallo se encuentra probablemente en los convencionalismos de la crónica, que hacen que Loki sea menos Loki.

El rol más impredecible de Marvel, el del dios del engaño, de la mentira, de las travesuras, está de pronto atrapado en una trama que sí es ligeramente predecible. Y eso le hace perder parte de su esencia. En lugar de jugar con sus espejismos y su falsedad, la serie profundiza en el protagonista, para entender sus motivaciones e incluso su lado bueno. Fruto de esa exploración, nos encontramos ante un Loki compasivo, vulnerable e incluso con atisbos de lealtad. Por eso, todo aquel que buscaba su locura y su malicia quedará decepcionado.

De todas maneras, es de justicia mencionar que es prácticamente imposible no encariñarse con este “nuevo” Loki. Tom Hiddleston borda el papel y logra restar importancia al hecho de que una premisa tan fascinante no se haya ejecutado con toda la solvencia que podía. Además, el tándem inusual que hace con Owen Wilson es magnético.

Loki no será una obra maestra pero sí tiene las dosis adecuadas de humor y energía para ser enormemente disfrutada. Y, evidentemente, sienta las bases de las futuras propuestas de Marvel, ya que, a pesar de que cierra los episodios de forma convincente, deja varios hilos argumentales abiertos sobre los que construir.

Firma: Patricia Amat