Maggie

Al empezar, Maggie podría recordar a Cómo conocí a tu padre, una sitcom similar de Disney+ estrenada poco antes. Sin embargo, si uno avanza, comprobará que esta propuesta tiene una mejor ejecución. Es cierto que también es una comedia simple, un tanto superficial y con personajes de treinta años cuyo universo es ligeramente adolescente. No obstante, su apariencia es más convincente, quizá porque no se esfuerza tanto en hacer reír y evita situaciones vacías.

Maggie es la típica serie de zona de confort: dulce, tierna, simpática y, básicamente, agradable. Puede resultar un poco dispersa, pero, en su conjunto, es divertida y lo más importante: bondadosa. Sus protagonistas están llenos de buenas intenciones y, a pesar de que se equivocan, como todos, el interés hacia los demás suele ir por delante.

La temporada muestra cómo ver el futuro puede traer consecuencias al presente, pero, en líneas generales, lo que hace es lanzar un mensaje sobre la aceptación. Aunque su magia y fantasía (y las visiones de Maggie) generan cierta intriga que atrapa, los capítulos funcionan mejor cuando se enfocan en las relaciones personales. Tanto, que la audiencia deseará que el equipo cruce la puerta que dejó abierta a la segunda temporada y nos deje ver cómo evolucionan.

Firma: Patricia Amat