Mironins

Con una idea inicial tan atractiva, sorprende que la puesta en escena no cumpla con la intención de acercar las obras de Miró al pequeño espectador ni de crear un entorno acorde con la imaginación del pintor.

Puede que la falta de diálogos o la ausencia de indicaciones sea la causa. Ni siquiera se rotulan las obras protagonistas, ni los personajes pueden verbalizar sus experiencias, por tanto, el pequeño espectador se queda con la simple vivencia de unos revoltosos amigos que viajan de cuadro en cuadro.

No obstante, la serie es el escaparate de un proyecto transmedia que incluye (o incluirá) actividades de realidad aumentada, juegos interactivos, talleres de arte dirigidos a grupos en museos, escuelas o bibliotecas, el libro de los Moronins y un catálogo de merchandising.

Así, se pretende fomentar la creatividad en los más pequeños y acercarles al arte de Joan Miró.

Sin embargo, hace falta el acompañamiento de un adulto para poder sacarle todo el potencial a esta serie de animación. Sin esta compañía, Mironins no pasa de ser un producto entretenido, colorista y divertido para disfrutar durante unos minutos, pero pierde su componente extra al no desarrollar su propuesta educativa de forma más evidente. Una propuesta incompleta a pesar de su buena intención.

Firma: Mar Pons