New Amsterdam

Chicago MED en 2015, The good doctor en 2017, The resident en 2018 y, ahora, New Amsterdam demuestran que el drama hospitalario tiene un hueco más allá de la insípida (aunque comprensiblemente exitosa) Anatomía de Grey. Sin embargo, cabe aclarar que ninguna de ellas supera el listón que dejó casi imbatible la serie de Michael Crichton, Urgencias.

En fin, que ha llegado esta ficción a Antena 3 con un argumento basado en la figura del Dr. Eric Manheimer. Manheimer fue director médico de Bellevue, el hospital público más antiguo de los Estados Unidos. Afincado en la ciudad de Nueva York, el New Amsterdam (ficticio nombre del hospital) acogerá las historias clínicas basadas en los cuadernos del propio Manheimer.

Más allá de la realidad que intenta explicar la serie, no debemos pasar por alto varios hechos que, a priori, desdicen de una ficción televisiva. En primer lugar, el protagonista es demasiado excepcional para creérselo. En segundo, el equipo médico que le acompaña tampoco parece muy tridimensional, lo que resta interés a su evolución. Además, se suman historias lacrimógenas, resoluciones idealistas y conflictos previsibles.

No obstante, New Amsterdam posee una cualidad que no se encuentra fácilmente en la pequeña pantalla en estos últimos tiempos. Se trata de ese espíritu de querer mejorar la sociedad sirviendo a los demás. Para ello, cada uno de los personajes lo da todo, como profesional y como persona. Y es con esto con lo que nos quedamos. Porque, ciertamente, la ficción es inverosímil, pero también tiene esa habilidad de despertar en el espectador esperanza y motivación. Estos dos ingredientes se echaban de menos entre tanta ficción oscura, dramática, conflictiva y egoísta que nos rodea.

El ritmo es ágil, la tensión suficiente, la ambientación buena y el conjunto ligero y entretenido. También, New Amsterdam acoge a un amplio abanico de audiencia y edades, así que ¿por qué no pasar un rato con el equipo médico del Dr. Goodwin? La única razón que se nos ocurre para no hacerlo es tener un buen libro en la mesilla de noche o no soportar tanta longanimidad.

Firma: Mar Pons