Nine perfect strangers

Resulta decepcionante asistir a una cita que promete algo singular y, poco a poco, comprobar que esas promesas se diluyen entre la mediocridad, la vulgaridad y la falta de empeño por ser original. Eso ocurre en esta ficción basada en  la novela de Liane Moriarty.

La premisa, el entorno y los personajes seducen durante los tres primeros capítulos, a partir de ahí, el castillo se desmorona y deja al descubierto la choza edificada con materiales poco sofisticados. La evolución de personajes, que son el principal reclamo de Nueve perfectos extraños, acaba sometida a la aparición de drogas de diseño, sexo indiscriminado y personalidades sin voluntad.

No resulta creíble el poder de seducción de una mujer voluble y engañosa, por muy élfico que sea su aspecto. Tampoco quedan claros los métodos, los tratamientos, los beneficios o incluso, las introspecciones a lo más escondido del ser humano (que no está tan escondido). En realidad parece un quiero y no puedo entre el terror, el thriller psicológico, la comedia y el drama.

El buen y solvente reparto hace que los defectos de esta miniserie sobresalgan todavía más y sentimos ver como Melissa McCarthy o Nicole Kidman se sumergen en este estanque de aguas turbias.

Hay aciertos, como en casi todos los títulos, y quizá un poco de suspense que nos lleva a perseverar. Pero, en realidad, no importa el final, porque lo que nos prometía se desvanece progresivamente y deja de seducirnos cuando los extraños pasan a ser lugares comunes de la ficción.

Firma: Mar Pons