Salvation

Lo que sorprende y engancha de Salvation es la mezcla de géneros: partiendo de una catástrofe galáctica que amenaza con la destrucción del planeta va girando hacia la intriga política con la Casa Blanca como epicentro de las luchas por el poder económico mundial y todo ello aderezado con subtramas románticas que sortean con dificultad el caer en un culebrón básico.

Este amplio espectro de temas hace a Salvation, como digo, un título atractivo para un público amplio en cuanto a gustos, pero también en ello residen las objeciones, ya que “el que mucho abarca poco aprieta” y al final todas las líneas abiertas discurren con bastante superficialidad.

La serie se sigue con interés y su visionado resulta agradable porque todo está revestido de cierta elegancia: los escenarios, el vestuario y atrezzo en general, los protagonistas e incluso los agotadores devaneos y encuentros de pareja.

También son positivas las esporádicas reflexiones acerca de la responsabilidad en el trabajo profesional, de la rectitud de intención que debe regir el trabajo de los gobernantes y servidores públicos, la vida humana como centro de la actividad política y económica. Todo, como ya he comentado, de un modo bastante superficial pero no por ello menos interesante y de agradecer.

Salvation solo tiene dos temporadas porque parece que han cancelado la tercera. Realmente no había mucho más que contar y, a pesar de que la última escena del último capítulo deja sensación de querer más, la serie queda suficiente y satisfactoriamente concluida.

Firma: Esther Rodríguez