Schitt’s Creek

Eugene y Dan Levy –padre e hijo en la vida real– escriben esta comedia en la que hacen también de padre e hijo, acompañados por unas fantásticas Catherine O’Hara y Annie Murphy. No obstante, no es una de esas comedias desternillantes, pero tampoco abusa de los gags forzados. Es simplemente una historia que hace sonreír y tiene momentos graciosos.

El inicio de la serie es un poco pesado debido a las extravagancias de la trama. Además, todos los personajes parecen adolescentes exaltados sin ningún tipo de horizonte. Pero a medida que avanzan los episodios, se van abriendo sus miras y el relato se vuelve más verosímil. De la misma manera, la relación entre los miembros de la familia Rose y también con el resto de los habitantes del pueblo de Schitt’s Creek hace que la audiencia se enternezca y aprenda a quererlos.

El guion no profundiza en prácticamente ninguna materia y se agradece que sea sutil en la ironía. La producción no tiene más pretensiones que proporcionar diversión a través de situaciones surrealistas y obsequiar con algún momento emotivo.

Schitt’s Creek es una propuesta ligera y relajada, con capítulos breves que permiten pasar un rato agradable. A pesar de que las primeras temporadas son flojas –y quizá un poco bobas– la última mejora lo suficiente como para cerrar con dignidad.

Firma: Patricia Amat