Titanes

Tres grandes conocedores del universo DC, Greg Berlanti (The Flash, Arrow, DC’s Legends of Tomorrow), Akiva Goldsman (Batman y Robin) y Geoff Johns (La Liga de la Justicia en acción, Aquaman), se reúnen para llevar a cabo este título. Con Titanes se recupera una de las ligas de super héroes más antigua (sus cómics se empezaron a publicar en la década de los 80).

Sin entrar a dilucidar si esta serie es una mejor o peor adaptación de sus aventuras en papel, sí diremos que Titanes conserva rasgos característicos del resto de títulos de DC que forman parte del catálogo exclusivo de Netflix: Iron fist, Jessica Jones, Daredevil o Luke Cage. Como en ellos, Titanes se enfrenta a una historia oscura desde una perspectiva, a veces, desesperanzada y, otras, errónea. Y, aunque sus protagonistas estén siempre teñidos de buenas intenciones, sus motivaciones se muestran confusas y demasiado vulnerables.

Todo esto provoca que la liga de justicieros de DC parezca atípica, más oportunista que heroica, y sus tramas vitales mantienen en vilo sus posibilidades de éxito. Es decir, las dudas, la falta de autocontrol, el victimismo desaforado y algunos egoísmos evidentes convierten a los Titanes en un grupo de “pandilleros” desorganizados e imprevisibles. Tampoco ayuda a la redención de sus protagonistas el tono excesivamente violento, ocasionalmente sucio y emocionalmente brumoso.

La narración se traslada al punto de vista de cada personaje principal para contarnos su historia, ya sea pasada, futura o posible. Así, en los capítulos se alternan la trama principal y los diversos orígenes del reparto coral que, al ser numeroso, obliga al espectador a viajar de un lugar a otro. Estos flashbacks ayudan a la comprensión global del relato pero, a veces, despistan y parece que están ahí para estirar la trama y no para aportar información.

En esta primera temporada es cuando se presenta a los diferentes héroes y este vaivén de historias resulta un poco confuso. Y, por supuesto, hay que contar con que unas vidas interesan más que otras y eso también influye en cada espectador de forma distinta. Además, el guión también sufre el desequilibrio de incluir algunas propuestas brillantes (como la “familia” de St. Louis) y otras menos afortunadas (como el paseo por el circo), lo cual hace que el ritmo y el interés fluctúe de capítulo en capítulo.

La combinación de todo lo dicho, junto con las máscaras y el imaginario DC, hacen de Titanes una propuesta singular para una audiencia entregada a este género fantástico. No obstante, la serie puede parecer torpe o deshilachada si uno se asoma desde una óptica más organizada y exigente en la narrativa audiovisual. Y el espectador debe ir preparado para un final abierto, desconcertante y, desde mi punto de vista, acertado e inquietante.

Firma: Mar Pons