Fenómenos

Nacho G. Velilla firma como productor, guionista o director de títulos tan reconocibles como Aída, Los Quién o 7 vidas. También ha hecho incursiones en el cine con Que se mueran los feos o Fuera de carta. Todos sus productos presagian lo que es Fenómenos.

Esta sitcom, centrada en los avatares de un estudio radiofónico de un programa sobre sucesos paranormales, cumple con los tópicos de incorporar en su elenco de personajes a todos aquellos estereotipos que el espectador mantiene en la retina después de ver tanto producto audiovisual. El guapo, la tonta, el listo, el fiel amigo, el hippie abducido por los extraterrestres, el becario frustrado, la amante despechada, la eterna soltera enamorada de su mejor amigo, el macarra y, como no, la lesbiana. Un conjunto que desafina en su irregular interpretación y en su nula evolución.

A pesar de que las tramas puedan ser más o menos originales, que en la mayoría de casos no lo son, la serie tiene un punto de “peligrosidad”: el espectador puede engancharse con una facilidad tremenda por ser una de aquellas ofertas en las que se desprecia por completo la facultad de pensar. Con alguna propuesta inteligente (tronchante interpretación de Julian López haciendo de boy scout), el resultado es banal y repetitivo. Las actuaciones son exageradas y los conflictos absurdos.

Al reiterativo formato se le suma una zafiedad poco beneficiosa para el producto y los chistes sobre sexo acaban cansando por malos, excesivos y poco oportunos. Con la finalidad de introducir algún reclamo para la audiencia, Fenómenos cuenta con caemos de famosos como Carmen Machi, Jorge Garbajosa o Carlos Moyá, entre otros. Con esta práctica no se asegura un mejor nivel interpretativo. Por el contrario, si el famoso en cuestión no se dedica a las artes escénicas, lo normal es que haga el ridículo entre tanta simpleza.

Esta nueva oferta de ficción no innova en el género y acaba con la esperanza de creer que en este país somos capaces de hacerlo mejor. Mucho mejor.

Firma: Mar Pons