Mentes Criminales: sin fronteras

Este es el segundo spin-off de la serie creada por Jeff Davis en 2005, Mentes criminales. Ya en 2011 y con poco éxito (duró sólo una temporada), Edward Allen (Crossing lines) y Chris Mundy (Low winter sun) intentaron triunfar con una primera secuela titulada Mentes criminales: conducta sospechosa, protagonizada por Forest Whitaker. Ahora, en 2016, es Erica Messer (Embrujadas) quien intenta atraer a la audiencia con esta segunda franquicia y, para ello, pone al frente del reparto a Gary Sinise, conocido, entre otras cosas, por su papel análogo en C.S.I. Nueva York.

Sin duda, la serie de Davis fue una apuesta por las tramas sombrías y por poner en primera fila la oscuridad de algunas almas perturbadas. Si uno se sumergiera en ese mundo abarrotado de mentes criminales podría acabar por pensar que encerrarse en un búnker es la única manera de sobrevivir. Sin quitarle mérito a la narración, pues se trata una de las mejores ofertas psicocriminales de la pequeña pantalla, es mejor tomar aire entre temporada y temporada (y ya van doce).

No obstante, no ocurre lo mismo con este nuevo título que pretende llegar a un público más amplio. Y lo hace descargando las tintas de lo siniestro y cargándoselas en el patriotismo estadounidense y en las diferencias culturales con otros países. En este contexto, los Estados Unidos se presentan como el modelo de país al que todos deben aspirar. Y puede que eso esté bien en ciertos casos pero, al final, resulta un poco cansino y algo cómico.

Aún sabiendo que se trata de un spin-off y que los personajes son el reflejo de los originales, no resultan convincentes algunos paralelismos y, en este sentido, habría sido más inteligente optar por crear perfiles bien diferenciados, ya que los iniciales son casi insuperables. Tampoco las tácticas y las investigaciones llegan al nivel esperado y, con la serie original en la cabeza, es difícil no hacer comparaciones. Así, Mentes criminales: sin fronteras se aleja muchos kilómetros de su primera versión y pasa a ser un producto de segunda fila.

Con todo, este equipo especial del FBI puede entretener a una amplia gama de mentes que, eso sí, estén dispuestas a pasar por alto las doctrinas latentes y algún que otro resquicio en los guiones.

Firma: Mar Pons