Sleepy Hollow (T2)

Sectas, personajes históricos involucrados en organizaciones secretas, evangelios apócrifos y un sinfín de conjuros, pasadizos y escondites que han sobrevivido intactos más de 200 años, así se construye la fachada del universo que acoge a los Jinetes del Apocalipsis que han llegado a Sleepy Hollow.

Misterio, terror, suspense, acción y lapsos temporales, de esta forma se elaboran los cimientos de las tramas que, además, incluyen trazas de humor y romanticismo para dar luz a la oscuridad del guión.

Hay que ser de aquellos a los que les gustan las series de ciencia ficción y elementos sobrenaturales para disfrutar con Sleepy Hollow, una propuesta bien hilada y profusa en efectos especiales que, sin embargo, disfruta desconcertando al espectador y abusa del oscurantismo y de la suerte, que siempre se inclina a favor de los protagonistas.

A pesar de las tramas capitulares –que se abren y cierran en cada episodio– es preciso seguir la temporada con cierta regularidad para comprender los entresijos de un argumento cada vez más rebuscado.

Como resultado, Sleepy Hollow es un edificio de múltiples y enigmáticas habitaciones que abre una puerta en cada entrega. Sin luz en los pasillos ni ascensor para llegar cómodamente al último piso, el espectador puede, con los personajes, luchar contra el demonio, conjurar hechizos, resucitar muertos, volver del Purgatorio o, si lo prefiere, salir huyendo y buscar piso en otro inmueble.

Firma: Mar Pons