Teen wolf

Adaptación para la pequeña pantalla de la popular película que protagonizó Michael J. Fox en 1985, Teen wolf (De pelo en pecho), que se estrenó en Estados Unidos de la mano de la cadena MTV con una audiencia que la ha respaldado lo necesario para contar con una segunda temporada.

En España, Neox ha sido la que ha apostado por esta serie dirigida al público adolescente, que se presenta con una estética que bebe de otros grandes éxitos “teen”: Crepúsculo y Crónicas vampíricas. De estas dos producciones, cinematográfica y televisiva respectivamente, hereda una realización que comunica a través del contraste de luces y sombras, los filtros, los ambientes, los planos y el uso de la cámara lenta; una técnica que innova y dista de otras ofertas de ficción destinadas a los jóvenes (menos elaboradas y más pobres en presupuesto). Destaca por una cuidada puesta en escena que sólo con las imágenes es capaz de transmitir parte de su mensaje.

A esta calidad audiovisual, cabe sumar un guión que, aunque sobradamente conocido, atrapa por su sencillez, pero a la vez por su mesura. Los guionistas van soltando el cebo con delicadeza hasta tener bien “enganchado” al espectador, que puede seguir la trama sin sobresaltos incoherentes.

Con seguridad, son dos factores los que posibilitan que la historia haya gustado a los jóvenes. Por un lado, el acertado casting basado en nuevos rostros. Por otro, los personajes que, aunque representan los tópicos del género de terror adolescente, cuentan con rasgos distintivos en su identidad y estilo. Habrá que ver si saben evolucionar de forma razonable.

Como ocurre en muchas historias, el mejor diálogo o el papel más agradecido nunca corresponde al protagonista, sino al segundón que ameniza la representación para alivio de las tensiones y apoyo moral del actor principal. Es el caso de Stiles, íntimo amigo de Scott, el que se lleva la mejor parte. Otros secundarios, como Derek o Jackson, también aportan lo suyo.

La protagonista, Allison, tiene el difícil reto de hacer abandonar de nuestras retinas a las poco atractivas (en el sentido menos físico posible) Bella (Crepúsculo) y Elena (Crónicas Vampíricas), ya que parece, que en este género, las mujeres, si no se encuentran entre el elenco de las malas malísimas, deben ser torpes, ingenuas, inocentes y con sangre de horchata. Todavía es pronto para cantar victoria y, la verdad, no es que apunte maneras; el enamoramiento “flechazo” exclusivo siembra sus dudas.

Por ahora, el humor, la equidad entre lo normal y lo anormal, la moderación en los efectos especiales y la sencillez de la trama sitúan esta serie entre lo mejorcito que puede ver un adolescente un sábado por la noche. No se descarta que el asunto se tuerza y que, de tanto enseñar pectorales, el protagonista, además de lobo, se transforme en modelo de anuncio de desodorante y la serie en Un paseo para recordar.

Firma: Mar Pons