The border

Producto canadiense que trae a la oferta audiovisual actual nuevos rostros, nuevos casos y una factura visual diferente a la que se importa de los EE.UU. Lo primero que llama la atención son los continuos movimientos de cámara que, sin ser excesivos, son evidentes. La serie se filma como si se grabara sin soporte en las cámaras, con continuos vaivenes en los planos, personajes que se cruzan en las tomas y encuadres poco convencionales. Esta exposición tan particular concede a la serie una dosis de acción engañosa ya que las tramas y los diálogos no se desarrollan al mismo compás, sino que, por su naturaleza más pausada, quedan rítmicamente rezagados. Como resultado, The border pierde armonía y el espectador debe hacer un ejercicio extra para acostumbrarse a ella.

Una vez habituados a la dinámica de la realización, se descubre que los personajes aportan también su singularidad a la serie. Los caracteres introvertidos, la mezcla de religiones y nacionalidades y los conflictos familiares o sentimentales se cuelan en las diversas personalidades de los protagonistas que sufren una transformación coherente pero, en algunos casos, algo forzada.

Las historias se construyen a través de la complicada tarea de los guardias fronterizos. Los roces  políticos, la jurisdicción nacional o las competencias legales son siempre motivo de reyerta entre los organismos gubernamentales, entre los del propio país y con los estadounidenses. No falta la nota de patriotismo canadiense para, según el caso, alabar o censurar la conducta y los procedimientos del país vecino.

The border cumple con su misión de amenizar la parrilla con un producto minoritario y puede, incluso, convencer a la audiencia si ésta le da más de una oportunidad. La serie se compone de tres temporadas, grabadas entre 2008 y 2010, y suma un total de 38 capítulos.

Firma: Mar Pons