Wayward Pines

Chad Hodge es el creador de esta serie que se basa en la trilogía de Blake Crouch, que también ha participado como guionista en su adaptación. Ambos han trabajado conjuntamente en su siguiente proyecto, otra serie, Good behaviour.

Esta primera temporada, que dista bastante de lo que ha sido la sido la segunda (pues ha habido cambios en el casting y en el equipo de guion y realización), arranca con un homenaje a Perdidos, que supone cierta declaración de intenciones.

De hecho, M. Night Shyamalan (El sexto sentido, El Protegido…), uno de los productores y director del episodio piloto, bromea sobre lo que se cierne sobre el espectador al calcar la secuencia de apertura de la serie de Abrams y Lindelof. Universo espacio-temporal cerrado y con fracturas, múltiples personajes, conspiraciones, realidades que no encajan, secretos, sorpresas y giros inesperados marcan un título de ciencia-ficción comedida, pero no abierto a aquellos que no les guste el riesgo y lo fantástico.

Wayward Pines empieza con buen pie y con capacidad de sugerencia. Deja que unos actores consolidados (Toby Jones, Matt Dillon, Carla Gugino, Melissa Leo o Juliette Lewis) nos hagan más verosímil lo que sucede. Permite enganchar al espectador adolescente y adulto y plantea algunas preguntas sociales y antropológicas no desdeñables.

Sin embargo, el desarrollo de toda la temporada no sostiene un nivel tan alto. Por eso, mientras se complica, deja cabos sueltos, personajes algo desaliñados y con menor poder de empatía y una trama más rocamoblesca que, por otra parte, es habitual en este tipo de producciones de cosmos narrativo tan hermético.

Resulta así una serie para amantes del suspense y los misterios crípticos en cuanto a su origen natural o sobrenatural. Se pasa el rato sin problemas ni estorbos.

Firma: Lourdes Domingo