Hoy en día formamos parte de sociedades cada vez más dinámicas y cambiantes, donde se utilizan las nuevas tecnologías de manera generalizada en todos los contextos (OEDA, 2022). Podríamos decir que la tecnología ha permeado cada área de nuestras vidas, y la infancia no es una excepción. Su incorporación supone un desafío a todos los niveles ya que, según datos recientes del INE (2023), un 23,3% de los menores de 10 años ya dispone de un móvil propio; el 45,7%, con 11 años; el 72,1%, con 12 años; el 88,2%, con 13 años; el 94,1%, con 14 años; y el 94,8%, con 15 años.
No obstante, la edad de inicio en el uso de las TIC es aún más temprana de lo que sugieren estas cifras. En los últimos años, ha aumentado el uso de la tecnología y de internet entre los menores de 0 a 8 años, por lo que el acceso a los dispositivos digitales cada vez se produce a edades más tempranas (OECD, 2023).
Por otro lado, esta introducción prematura al mundo digital sin una orientación clara ha generado inquietudes sobre el impacto potencial en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los menores.
“…el acceso a los dispositivos digitales cada vez se produce a edades más tempranas”
Tanto es así que, en los últimos meses, se ha abierto un debate sobre la necesidad de limitar de manera formal el uso de dispositivos móviles entre los menores de edad, con diversas actuaciones ciudadanas. Entre ellas, por ejemplo, destaca una iniciativa basada en prohibir el uso de móviles a menores de 16 años. Esta petición ha llegado hasta el Congreso de los Diputados tras alcanzar las 63.000 firmas.
Otro ejemplo son las propuestas hechas desde organismos oficiales como el Ministerio de Educación para prohibir el uso del móvil en Primaria y la ESO durante horario lectivo o, también, la realizada por la Comunidad de Madrid sobre el uso de sellos en centros educativos libres de dispositivos (ABC Madrid, 2023).
Ahora bien, la prohibición de su utilización puede suponer un planteamiento utópico, si consideramos que la evolución natural que está siguiendo el uso de internet tiende a una crear una nueva convivencia entre el ser humano y las pantallas más que a su completa extinción.
Por tanto, esto supone situar el foco sobre la responsabilidad que nosotros como usuarios hacemos de la tecnología y de trasladar este aprendizaje a la infancia y a la adolescencia, con el objeto de que conozcan sus riesgos y que, a la par, puedan desarrollar estrategias para un uso saludable.
¿ES ADECUADA LA PROHIBICIÓN DEL USO DE DISPOSITIVOS MÓVILES EN MENORES? RIESGOS Y CONSECUENCIAS DE SU USO.
Una primera idea desde la que partir es que el uso de dispositivos digitales no es inherentemente negativo, sino que la literatura científica establece que los efectos de esta práctica dependen de la funcionalidad que adquieran estos recursos (APA, 2023). Así, los dispositivos electrónicos también son instrumentos positivos que pueden permitir el acceso a herramientas educativas, fomentan la creatividad o ayudan a construir relaciones sociales.
Pero entonces, ¿por qué cada vez hay más acciones e iniciativas para prohibir su uso? Es innegable que existen una serie de riesgos y posibles consecuencias psicológicas en los menores asociadas al mal uso de estos dispositivos. El hecho de que los niños, niñas y adolescentes cada vez tengan acceso más temprano y variado, sin acompañamiento ni supervisión, aumenta los riesgos a los que son sometidos (Garitaonandia et al., 2020).
Este aspecto en muchas ocasiones asusta a familiares, cuidadores y docentes y, además, genera numerosas dificultades en la supervisión y en la interposición de límites, lo que conlleva a cuantiosas y diversas problemáticas entre los menores y sus cuidadores (Carrasco, 2017).
“Un mal uso de las herramientas digitales facilita que se den situaciones de acoso grave o violencia en el entorno digital”
Entre los principales riesgos a los que se exponen los menores se incluye el acceso a contenido inapropiado que, entre otras cosas, puede contener:
· conductas ilegales, de riesgo o psicológicamente desadaptativas. Como, por ejemplo, formas de herirse a uno mismo, maneras de adelgazar con dietas o ejercicio excesivo, mensajes de odio contra ciertos grupos de personas (individuos de otras razas, religiones, nacionalidades o sexualidad)
· el consumo y/o abuso de drogas
· las imágenes violentas o gore
· el contenido sexual inapropiado
Una gran parte de la comunidad científica trata de averiguar si la exposición a este tipo de contenidos pueden promover conductas similares entre los menores más vulnerables. El refuerzo social online recibido puede seguir promoviendo estas conductas y aumentar el riesgo de problemas psicológicos aunque se controlen las influencias recibidas de manera offline (APA, 2023). Así, aunque eduquemos offline, es difícil combatir la influencia recibida online.
Por otra parte, un mal uso de las herramientas digitales facilita que se den situaciones de acoso grave o violencia en el entorno digital como el cyberbullying, que afecta significativamente al bienestar o desarrollo psíquico de los menores, además de relacionarse con múltiples problemas y síntomas a nivel psicológico (APA, 2023).
En la misma línea, también existe un mayor riesgo de ser expuesto, enviar o intercambiar contenido sexual, con el peligro de llegar a ser víctima o perpetrador de conductas de abuso o extorsión a nivel sexual.
Asimismo, surgen preocupaciones crecientes sobre las consecuencias psicológicas de un uso excesivo, y es cierto que la literatura científica ha detectado algunas de estas afectaciones que incluyen (Angélica et al., 2023):
– Dependencia a la tecnología y ansiedad: la necesidad compulsiva de revisar mensajes, notificaciones y redes sociales puede desencadenar síntomas similares a los de la adicción, como la irritabilidad y la incapacidad para desconectarse; así como la dependencia y ansiedad cuando no estamos conectados.
– Problemas en el sueño: la exposición a la luz azul de las pantallas puede interferir con la producción de melatonina, la hormona responsable del sueño, generando así insomnio y patrones de sueño irregulares.
– Impacto en la autoestima: las comparaciones constantes con la vida de los demás, que comúnmente son de apariencia perfecta, puede generar sentimientos de insuficiencia y baja autoestima, lo que contribuye a problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad. Uno de los rasgos más estudiados en relación al abuso del móvil ha sido la autoestima, bajo la hipótesis de que las personas con una baja apreciación de sí mismos pueden utilizar el móvil para evitar los contactos cara a cara y expresarse con más facilidad en la comunicación mediada.
– Aislamiento: en concreto, el uso de las redes sociales está provocando que las personas tiendan a preferir la comunicación digital. De esta forma se generan dinámicas que pueden desencadenar sentimientos de aislamiento y soledad
– Estrés y sobrecarga de información: la constante necesidad de estar conectados, con la absorción de información que conlleva y la presión por mantenerse actualizado, puede contribuir al agotamiento mental y afectar negativamente la salud psicológica. Las problemáticas que se presentan con mayor frecuencia son los síntomas de ansiedad y depresión en las personas que pasan demasiado tiempo en línea.
– Problemas de atención y concentración: esta consecuencia, asociada especialmente a niños y adolescentes, se debe a la multitarea, que afecta a la capacidad de focalizar la atención en tareas específicas. Todo esto puede tener consecuencias en el rendimiento académico.
Por todo lo expuesto, el debate social sobre el acceso a los dispositivos móviles e internet por parte de los menores de edad es cada vez más común. Como hemos visto, es cierto que existen múltiples riesgos y posibles efectos adversos, incluyendo una afectación en las capacidades de concentración y atención, en el descanso y consecuentemente al rendimiento académico. Por este motivo el Ministerio de Educación, también a raíz de las crecientes peticiones de padres, madres y organizaciones educativas, está valorando prohibir el uso del móvil durante horario lectivo.
“Debido a la ausencia de un marco normativo específico en España, se deposita la responsabilidad del control de dichos dispositivos y su adecuado uso sobre las familias, tutores, docentes.”
A pesar de todo, actualmente no disponemos de evidencia científica que informe sobre los beneficios de prohibir el uso de dispositivos móviles a esta franja de edad (AEP, 2023) y son igualmente innegables sus beneficios, incluyendo aspectos positivos a nivel educativo.
Por ello, debido a la ausencia de un marco normativo específico en España, se deposita la responsabilidad del control de dichos dispositivos y su adecuado uso sobre las familias, tutores, docentes y otros profesionales que interactuan día a día con la infancia y la adolescencia.
SI LA RESPONSABILIDAD ES DE LOS ADULTOS, ¿QUÉ ALTERNATIVA EXISTE A LA PROHIBICIÓN DE LOS DISPOSITIVOS?
Siguiendo en la línea de lo ya expuesto, la responsabilidad de gestionar la relación entre los menores y los dispositivos móviles recae directamente sobre los adultos. El desarrollo de la tecnología sigue un ritmo cada vez más acelerado y exponencial, lo que dificulta mantener una constante actualización. Algunos principios básicos para la educación responsable en el ámbito digital son:
Primero. Ajustar el tiempo de exposición a los dispositivos a la edad de cada niño. Según la OMS (2019), los menores de dos años no deberían tener acceso a pantallas digitales, y debemos anteponer en todo momento su correcto descanso y fomentar su actividad física (juego interactivo, al menos media hora en posición en prono, etc). De 2 a 5 años, recomiendan que el uso de pantallas no sea superior a una hora.
A partir de los 5 años existen diferentes datos acerca del uso de las pantallas, recomendando que la exposición a las mismas no debería superar las dos horas de uso al día. Estas cifras están yendo a la baja y existen otras organizaciones que afirman que las pantallas no deben interferir en el neurodesarrollo de los menores en ningún caso hasta los 3 años y, de forma gradual y nunca más de una hora diaria, hasta los seis.
Segundo. Supervisión. Como adultos y referentes, se debe estar presente y conocer los contenidos a los cuales se expone el menor. Revisarlos antes de que acceda para poder decidir si son adecuados o no. Además se aconseja, en función de la edad y del momento evolutivo del menor, informarle de por qué tomamos unas decisiones u otras. En todo caso, también debe evitarse el uso de “dispositivos niñera” y estar junto a ellos cuando utilicen las pantallas
“Las normas deben ser claras, específicas, argumentadas”
Tercero. Acompañar. Además de ejercer una supervisión y controlar del tiempo y los contenidos consumidos, es tarea de los adultos el ejercer de guía y acompañante en el uso de los dispositivos. Es recomendable que los adultos encargados de la educación digital de los menores conozcan el entorno digital en el que van a transitar. Por lo que resulta aconsejable descargarse las diferentes aplicaciones y redes sociales que van a utilizar para conocer su funcionamiento y características.
Cuarto. Educar con el ejemplo. Según la Asociación Española de Pediatría, educar a la infancia y a la juventud en el mundo digital presenta grandes desafíos debido a la falta de referentes, a la rápida evolución de la tecnología y a la información contradictoria disponible. Los educadores actúan como aprendices en el entorno digital que cambia constantemente. Este organismo sugiere que los adultos asuman la responsabilidad del uso particular que hacen de estos dispositivos, ya que los hijos, a través del aprendizaje vicario u observacional, también imitarán las acciones que los referentes lleven a cabo.
Quinto. Interponer límites saludables. Establecer límites ayuda a garantizar un adecuado equilibrio entre la vida digital y la vida real de los niños y se erige como una herramienta útil contra los riesgos anteriormente mencionados (UNICEF, 2021). Sin embargo, previamente a esta delimitación, es importante compartir con los ellos las razones por las que se imponen las restricciones, fomentando así una comunicación familiar más cercana.
En este sentido, las normas deben ser claras, específicas, argumentadas y, en medida de lo posible, acordadas con usuarios menores de edad. Esto nos da la oportunidad de definir de forma concreta cuál será la consecuencia en el caso de no cumplir con las reglas establecidas.
Algunas de las reglas que se deben establecer pueden ir, por ejemplo, enfocadas a acordar un horario o tiempo límite de uso, así como transparencia y acceso a las aplicaciones que se utilizan. Asimismo, también se puede recurrir al uso de tecnologías de control parental, las cuales permiten monitorear el tiempo y el contenido al que tienen acceso.
“Para reducir el uso de la tecnología es necesario que brindemos un espacio a las actividades alternativas”
Por otra parte, como hemos apuntado, tampoco puede ignorarse el efecto del aprendizaje observacional. Sin duda, los padres son un espejo en el que sus hijos se miran. Ellos deben dar ejemplo y cumplir, en la medida de lo posible, con las normas que ellos mismos establecen para que los menores se sientan más inspirados a la hora de hacer lo propio (Kaspersky, 2023).
Por último, para reducir el uso de la tecnología es necesario que brindemos espacio para realizar actividades alternativas que sustituyan el tiempo invertido en la pantalla. Todo ello ayudará a disminuir las consecuencias negativas y a potenciar otras habilidades positivas.
Es importante fomentar actividades individuales y familiares de ocio que no impliquen pantallas: deporte, excursiones, juegos de mesa, lectura, etc. Muchas de las consecuencias negativas asociadas a los dispositivos digitales se dan porque desplazan o anulan otras actividades que son de gran importancia para el desarrollo (Kaspersky, 2023).
En resumen, el debate sobre la mejor alternativa para la seguridad y protección de niños y niñas es necesario. No obstante, se deben valorar todos los aspectos positivos y negativos que brinda esta era digital. Si bien es cierto que se intenta proteger a los jóvenes de los posibles riesgos y el uso indiscriminado de los móviles, también es crucial considerar el papel que la tecnología desarrolla en la cotidianeidad y analizar el rol que jugamos como figura de referencia en su educación tecnológica.
Concluimos que es esencial reflexionar sobre las posibilidades de construir un entorno digital positivo para los menores. Debemos asumir tanto nuestra responsabilidad individual y como sociedad en general. Y, sobre todo, saber que existen recursos donde poder acudir a buscar acompañamiento, asesoramiento o ayuda para ofrecer una mejor educación digital a las futuras generaciones de adultos.
Firma: Aina M. Gassó, Anna Bruch, Lara Huerta, Berta Nicolás e Irati Fernández.
Unidad Infanto-Juvenil del Instituto de Psiquiatría y Psicología Clínica de Barcelona.
unidadinfantojuvenilippcb@gmail.com
@ippcb
Para más información, se pueden consultar los siguientes recursos:
- ABC Madrid (19 de diciembre de 2023). Madrid creará un sello “sin pantallas” en Infantil y Primaria para que los padres puedan elegir sobre su uso educativo. https://www.abc.es/espana/madrid/madrid-creara-sello-pantallas-infantil-primaria-p adres-20231219103131-nt.html
- Angélica Anguiano Serrano, S.; Olvera Méndez, J.; Mendoza Espinosa, M..; Jessica Rosas Juan, J. y Thalía Oceguera Álvarez, C. (2023). Evaluación y detección de las consecuencias psicológicas en el uso y abuso de internet y los videojuegos: hacia una definición de las adicciones conductuales. Revista electrónica de psicología de Iztacala. 26(4)
- American Psychological Association (APA). (2023). Health Advisory on Social Media Use in Adolescence. Washington: APA.
- Asociación Española de Pediatría (AEP). (2023). Comunicado de la AEP sobre la edad de uso de dispositivos móviles en la infancia y adolescencia.
- Carrasco Rivas, F., Droguett Vocar, R., Huaiquil Cantergiani, D., Navarrete Turrieta, A., Quiroz Silva, M. J., y Binimelis Espinoza, H. (2017). El uso de dispositivos móviles por niños: Entre el consumo y el cuidado familiar. Cultura-hombre-sociedad, 27(1), 108-137.
Garitaonandia, C., Karrera-Xuarros, I., Jiménez-Iglesias, E. y Larrañaga, N. (2020). “Menores conectados y riesgos online: contenidos inadecuados, uso inapropiado de la información y uso excesivo de internet”. Profesional de la información, 29 (4), e290436. https://doi.org/10.3145/epi.2020.jul.36
INE (2023). Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares. Instituto Nacional de Estadística. - Kaspersky (2023). Estar en línea: Niños y padres en internet. https://www.infocop.es/wp-content/uploads/2023/12/Kaspersky_Estar-en-linea.-Nin os-y-p dres-en-Internet.pdf
- Madigan S, Browne D, Racine N, Mori C, Tough S. Association Between Screen Time and Children’s Performance on a Developmental Screening Test. JAMA Pediatr. 2019;173(3):244–250. doi:10.1001/jamapediatrics.2018.5056
- OECD (2023). New technologies and 21st century children: Recent trends and outcomes.
- OECD Education Working Paper, 179. Directorate for education and skills.
- OEDA (2022). Informe sobre Trastornos Comportamentales 2022: Juego con dinero, uso de videojuegos y uso compulsivo de internet en las encuestas de drogas y otras adicciones en España. EDADES y ESTUDES. Madrid: Ministerio de Sanidad. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
- Stoilova, M., Livingstone, S. y Khazbak, R. (2021). Investigating Risks and Opportunities for Children in a Digital World: A rapid review of the evidence on children’s internet use and outcomes. UNICEF.
- UNICEF (2021). Pantallas en casa: Orientaciones para acompañar una navegación segura en internet. Guía para las familias
- World Health Organization. (2019). Guidelines on physical activity, sedentary behaviour and sleep for children under 5 years of age. World Health Organization. https://iris.who.int/handle/10665/311664.
- Fundación Aprender a Mirar. Una web con recursos educativos y artículos sobre las buenas prácticas de consumo audiovisual. www.fundacionaprenderamirar.org
- Contraste.info. Un portal con más de 10.000 críticas y análisis de contenidos de películas, series, dibujos animados, videojuegos, páginas wed de interés, etc.