
El film de Wes Anderson es un proyecto formal llevado al límite. Tiene el innegable sello estético del director, pero el exceso ornamental (y de actores conocidos) acaba sofocando la evolución de personajes o el relato que se narra.
El film de Wes Anderson es un proyecto formal llevado al límite. Tiene el innegable sello estético del director, pero el exceso ornamental (y de actores conocidos) acaba sofocando la evolución de personajes o el relato que se narra.
Las grandes actuaciones, la magnífica fotografía y la emotiva banda sonora, aunque brillantes, no logran disimular la convencionalidad de un relato que maquilla y justifica, con el pretexto del amor, un asunto serio y espinoso.
El nuevo tándem Bardem-León de Aranoa revela una comedia dramática de contenido moral, aunque de paisaje muy pesimista. El guion brilla especialmente, del mismo modo que gran parte del elenco.
Alma da un paso más en el mundo de las ficciones adolescentes y se convierte en una propuesta válida para mentes adultas que no se dejen manipular por las emociones.
La película muestra con realismo lo que se cuece en la industria del cine porno de Los Ángeles. Su tono directo resta protagonismo y sutileza a los matices humanos que se intuyen en algunos pasajes.
Una miniserie de cuatro capítulos que genera pura adrenalina entre homicidios, drogas, maltrato, mentiras, sospechas y despechos. Va al grano y no se alarga en el tiempo
Un drama callejero lastrado por la pobre interpretación de los más jóvenes y por un halo de miseria material y moral.
Marcos Ruiz, Begoña Vargas y Chechu Salgado protagonizan una historia de transición con acción, humor y suspense. Su buen hacer logra conmocionar al público con un relato que difumina la frontera entre el bien y el mal.
Con la falta de una segunda temporada, censurada por China, quedan demasiados hilos colgando para que compense ver la primera entrega.
Pedro Almodóvar repite, una vez más, con Penélope Cruz para explicar un relato donde la maternidad, el error y la mentira se mezclan, con desigual resultado y efecto, con lo político y lo histórico.