
La cámara nos ofrece un paseo por una naturaleza callada y suntuosa. El guion nos sumerge en una historia lenta y, en sus últimos minutos, inquietante.
La cámara nos ofrece un paseo por una naturaleza callada y suntuosa. El guion nos sumerge en una historia lenta y, en sus últimos minutos, inquietante.
Con excesiva longitud y con maestría en no pocos pasajes, el film de Hamaguchi habla con sugerencia de las heridas personales. La metáfora del coche y de la obra de teatro completan la fuerza de su trama.
Hamaguchi retrata las angustias de la clase media japonesa en tres historias cortas con escenas hilarantes fruto de una casualidad o malentendido. Con escenarios sugerentes, el director logra una cinta humana pero irregular.