
Cesc Gay presenta cinco cómicas historias que consiguen mantener con elegancia un humor complejo fuente de situaciones cotidianas de la “burguesía” barcelonesa, a cargo de un elenco de lo más completo.
Cesc Gay presenta cinco cómicas historias que consiguen mantener con elegancia un humor complejo fuente de situaciones cotidianas de la “burguesía” barcelonesa, a cargo de un elenco de lo más completo.
La ópera prima de Avelina Prat narra una historia sensible y respetuosa que critica sutilmente la burocracia con respecto a la inmigración. Destaca su pareja protagonista y la transformación de los personajes.
La obra de Jorge Dorado intenta elaborar un retrato del tráfico de humanos en una película con un guion plano y sin un gran desarrollo de personajes, pero que gana mucho gracias a las escenas de acción.
La adaptación cinematográfica de la novela La casa entre los cactus combina un guion singular y una fotografía magnífica para dar lugar a un thriller que, sin ser redondo, resulta interesante.
Hollyblood hace parodia de los clichés de las películas de vampiros para adolescentes. Aunque el largometraje falla en algunos aspectos, el guion es capaz de crear varias escenas ocurrentes que divertirán a la audiencia
Antonio de la Torre protagoniza un thriller belga vertebrado por varios giros argumentales que harán al espectador querer esperar hasta el final de la película para presenciar cómo se desarrollan los hechos.
Sinjar es un relato lleno de ambición y sensibilidad que sigue la vida de tres mujeres afectadas por el yihadismo. No obstante, su coraje queda desdibujado por una narrativa que no interrelaciona ni profundiza lo adecuado en las tramas.
Isabelle Huppert y Reda Kateb son los carismáticos protagonistas de un thriller político con denuncia social. El film logra despertar interés por cuestiones filosóficas alrededor de la integridad, la ambición y la labor pública.
El largometraje contaba con una premisa interesante, intérpretes solventes y una buena fotografía. No obstante, la cantidad de clichés y la desorientación del guion impiden que sea ese fascinante retrato que prometía ser.
El film de Marc Crehuet cuenta con una utilización convincente de espejos y un elenco brillante, pero desperdicia sus recursos y se queda en un patético intento de parodiar con humor rancio y adoctrinar.