
Navot Papushado hila una serie de clips violentos con mucha acción, neones y unas actrices que han disfrutado con el proyecto. Pero fuera del magistral contenido visual, el film carece de argumento lógico y personajes definidos.
Navot Papushado hila una serie de clips violentos con mucha acción, neones y unas actrices que han disfrutado con el proyecto. Pero fuera del magistral contenido visual, el film carece de argumento lógico y personajes definidos.
Una sucesión de épicas batallas con espectaculares efectos especiales que olvida que también se necesita una buena historia para que una película funcione. Godzilla vs. Kong ofrece ni más ni menos que lo que el título sugiere.
Waugh, director, y Butler, actor, se reúnen de nuevo ante una emergencia fílmica. Con todos los ingredientes del cine de catástrofes, su propuesta es un digno entretenimiento que sorprendre lo justo y esperado.
Una película más de denuncia social ante las injusticias laborales, con un buen equipo, pero un tono muy sombrío, además de escenas lascivas que, sin aportar nada, contribuyen junto con la simpleza y el sentimentalismo a la inverosimilitud de la historia.
Fallido thriller dirigido por Ang Lee e interpretado por Will Smith, en el que no funciona ni la acción, ni el humor característico del actor norteamericano.
Una película de terror que apuesta por la crueldad y el desasosiego como armas para captar la atención. Pascal Laugier abusa de lo escabroso y malsano, que acaba empañando lo demás.
Un drama que narra alteraciones en las orientaciones afectivas de sus protagonistas. El dibujo es triste y extremo, aunque no exento de acertadas observaciones.
Reaparición de la famosa “especie” monstruosa en la gran pantalla. Como si fuera Godzilla, los efectos especiales engullen la escasa fuerza dramática del argumento y de los personajes.
Un remake americanizado sobre una historia de divorcio. La brillante interpretación de sus protagonistas harán muy real un guión que, pese a ser muy negativo, termina hablando sobre la madurez y soledad humana.
Ozon relata el caso Preynat con una puesta en escena tan académica y tan centrada en el relato de hechos y reacciones que hace cuestionar la necesidad de la ficción y pensar más en la necesidad de haberlo hecho en formato documental.