
Robert Zemeckis firma una propuesta arriesgada e innovadora en la que una cámara fija observa el paso de miles de años. El concepto del film es fascinante y su trabajo estético digno de admiración.
Robert Zemeckis firma una propuesta arriesgada e innovadora en la que una cámara fija observa el paso de miles de años. El concepto del film es fascinante y su trabajo estético digno de admiración.
La adaptación de la novela homónima de Roald Dahl prometía ser inolvidable, pero no aprovecha del todo sus recursos para lograrlo. Aún así, cuenta con unos actores fascinantes, buenos efectos especiales y una narración entretenida.
A partir de la historia real de Hogancamp, Zemeckis recrea una doble trama conectada que pretende emocionar. Sin embargo, el proceso de superación se ve obstaculizado por un guion que grita las emociones e impide sentirlas.
Una inmersión basada en hechos reales donde la técnica no es capaz de encubrir un desarrollo lento y una pretensión de ser algo que no consigue llegar a ser.
Ebenezer Scrooge comienza la Navidad haciendo uso de su habitual mezquindad, gritando a su fiel empleado y a su alegre sobrino. Pero esa misma noche […]