
La magistral fotografía de Borgo, el elenco entregado, el ritmo medido y la dirección sólida de Stéphane Demoustier logran que el público sea absorbido por este drama carcelario y se le pase la película en un suspiro.
La magistral fotografía de Borgo, el elenco entregado, el ritmo medido y la dirección sólida de Stéphane Demoustier logran que el público sea absorbido por este drama carcelario y se le pase la película en un suspiro.
Es complicado encontrar coherencia en el enrevesado guion de Decodts y Larivière. No obstante, el elenco protagonista ayuda a dejar un buen sabor de boca al que consigue aguantar el metraje.
El romance entre un oncólogo casado y una arquitecta retirada conforma una historia incómoda, con personajes muy cuidados, grandes interpretaciones y algunos diálogos que despiertan reflexiones sugerentes.