
Una singular propuesta cuyas faltas de ritmo y lugares comunes son equilibrados con ideas valientes y sinceras. Un canto a la ilusión, a luchar por ella y a la necesidad de no perderla pese a las dificultades.
Una singular propuesta cuyas faltas de ritmo y lugares comunes son equilibrados con ideas valientes y sinceras. Un canto a la ilusión, a luchar por ella y a la necesidad de no perderla pese a las dificultades.
Laia Costa, con su impecable interpretación, lleva las riendas de una historia sobre nuevos comienzos y reencuentros con uno mismo. La trama avanza en calma como si de un lento proceso de sanación se tratara.
Una historia sobre la dureza del agro con cero concesiones al romanticismo. Es ruda y seca como la misma tierra que la protagoniza, como los inmensos personajes que la pueblan.
Un drama en la época de transición que cuestiona los extremos políticos y las motivaciones personales.