
El mayor encanto de Justicia artificial es el debate que abre acerca de ciertas cuestiones cada vez más cercanas. De todas maneras, su desarrollo es un tanto vacuo y hace que quede una sensación confusa.
El mayor encanto de Justicia artificial es el debate que abre acerca de ciertas cuestiones cada vez más cercanas. De todas maneras, su desarrollo es un tanto vacuo y hace que quede una sensación confusa.
Álvaro Gago continúa su cortometraje homónimo en un debut de denuncia social que deja lugar también para el humor y la ternura. Con una actriz protagonista magnética, hace un buen retrato de la situación laboral.
El retorno de Alejandro Amenábar al cine inspirado en la historia se salda con una sólida factura visual y loable esfuerzo en la dirección de actores, pero con una fría sensación en cuanto a la experiencia dramática.