
Es el relato de un viaje que es sinónimo de búsqueda interior, pero que no logra seducir por la pobreza de su exposición narrativa y sus precarios efectos.
Es el relato de un viaje que es sinónimo de búsqueda interior, pero que no logra seducir por la pobreza de su exposición narrativa y sus precarios efectos.
Fastuosos y deslumbrantes escenarios asombran al espectador en una extraña e irrisoria historia feminista con un gran elenco. Un deplorable guion pero, no obstante, una portentosa pieza visual.
Entretenida y bastante coherente, aunque con fisuras y un tono que delata su procedencia de la televisión por cable.
Casey Afleck produce y presenta, desde varios frentes, una singular película de esas que aprovechan un mundo devastado para expresar lo mejor y peor del ser humano. Bien escrita, dirigida e interpretada.
Esta ópera prima de Santiago Requejo viene avalada por la experiencia de su elenco. Además, el tema que aborda, con seriedad y sentido del humor, ofrece varios buenos motivos para ver el film.
El último film de Allen ofrece una comedia-romántica, con Nueva York como protagonista de dudas amorosas, familiares, profesionales e intelectuales. Lo de siempre en el director, pero bien pulido.
Una oferta solvente (y no poco fantasiosa) para que disfruten los seguidores del género y aquellos espectadores que busquen ficción sin compromiso.
Sánchez Arévalo retorna con una drama social y humano combinado con un sano sentido del humor. Los vínculos familiares se presentan como la salvaguarda de unos protagonistas excelentemente interpretados.
Una propuesta distinguida en la que predomina la grandiosa banda sonora, pero que no desatiende la historia. La protagonista deslumbra interpretando a una de las primeras directoras de orquesta.
Esta adaptación francesa del cómic autóctono (de Mario Torrecillas y Artur Laperla) se convierte en un film dramático que alienta el valor de la relación paterno-filial.