
El escritor Joann Sfar adapta su obra al cine manteniendo el dibujo original. El pequeño vampiro y sus amigos encandilarán al público (sobre todo al infantil) con sus simpáticas aventuras y sus divertidas conversaciones.
El escritor Joann Sfar adapta su obra al cine manteniendo el dibujo original. El pequeño vampiro y sus amigos encandilarán al público (sobre todo al infantil) con sus simpáticas aventuras y sus divertidas conversaciones.
Sueños sobre hielo se dirige al público preadolescente. Una serie que habla del trabajo en equipo y la confianza en la familia.
Esta propuesta mezcla documental y ficción con el propósito de acercar al espectador el perenne atractivo y realidad de Tierra Santa. Con algunos actores amateurs, el resultado es solvente y ajustado.
La nueva joya animada de Pixar es un homenaje al jazz con una parte técnica brillante y una trama inteligente que invita a la reflexión. Los simpáticos y divertidos protagonistas recuerdan a su público la importancia de vivir.
La cuidada estética, los diálogos idealistas y sinceros o la tierna relación que construyen los protagonistas son solo algunos de los elementos que hacen de esta película una propuesta sencilla que dejará al espectador con una buena sensación.
Arreglar los desastres naturales provocados por la humanidad está más de moda en la animación infantil que en otros géneros.
Simpáticas aventuras basadas en los cuentos infantiles que el oscarizado Philip Dey Eastman empezó a publicar en 1961.
El hockey de los patos vuelve con nuevas aventuras, sencillas y amables. Con un elenco correcto y un componente nostálgico, la serie está pensada para un público familiar.
La última entrega de los Digimons se convertirá no solamente en un regalo de despedida para los que crecieron con las aventuras de las digimascotas, sino también en una lección para niños y adultos sobre lo que significa crecer.
La adaptación de los entrañables Tom y Jerry no es tan memorable como prometía. Con un guion muy básico y un elenco poco convencido, es una propuesta ideal para pasar un rato agradable en familia sin grandes pretensiones.