
Un film con detalles bien observados, delicado y con una buena localización y brillante música. Sin embargo, la historia flojea y las actuaciones no encantan.
Un film con detalles bien observados, delicado y con una buena localización y brillante música. Sin embargo, la historia flojea y las actuaciones no encantan.
Hirokazu Kore-eda regresa con una cámara de compases habituales, pero con más variaciones en el entramado narrativo y en la mirada con la que se asoma a la soledad y a las heridas que deja una familia deficiente.
Jafar Panahi retorna en plena forma, con un relato donde es capaz de mezclar (sin pedantería y con sencillez), el arte, la vida, los derechos humanos y las tradiciones de su país.
Película de animación –con parte de documental– basada en la obra homónima del conocido periodista polaco Ryszard Kapuściński, sobre su viaje a la guerra de Angola en 1975.
Drama ambientado en un espacio periférico, que busca el tono instimista con un marcado acento apesadumbrado.
Fracasado intento de Haneke, por confuso y carente de novedad, de contar, una vez más, lo decadente y mortecino de cierta sociedad burguesa.
Una película que se presenta como una metáfora interesante a través de una medio ambientación histórica. Pero su desarrollo se complica en los recovecos retóricos y aleja al espectador de las emociones que, supuestamente, dirigen el film.
Laurent Cantet introduce unas cuantas cuestiones sociales alrededor de la juventud con la excusa de un taller de escritura. Con su ritmo habitual, supone un retrato introspectivo que busca hacer pensar más que distraer.
Una ópera prima que gestiona el drama de la separación y custodia de los hijos – aún más ensombrecida por la violencia– en un intenso film, manejado bajo los hilos del suspense.
Un film sobre los efectos del terrorismo en la gente de a pie y la huella de odio y venganza que puede dejar. Cuenta con la excelente interpretación de Diane Kruger.