
Un largo y abstracto puzle narrativo que confundirá al público genérico y enamorará a los amantes del cine de autor.
Un largo y abstracto puzle narrativo que confundirá al público genérico y enamorará a los amantes del cine de autor.
Charuel deriva la película, desde el naturalismo inicial, hacia el cine de intriga donde Pierre, a modo de aprendiz de gánster, tendrá que empezar su propio baile de máscaras para no levantar sospechas respecto a las desapariciones de algunas de sus vacas.
Guion mediocre que no encuentra su sitio entre la comedia negra salvaje y el drama de la pérdida.
Una comedia coral que pese a no ser novedosa complace a un público tranquilo y reflexivo.
Un nuevo film de Hong Sang-soo, de nuevo también metacinematográfico y con reflexión antropológica entre personajes dedicados al mundo del cine y perdidos en las calles de una ciudad.
La película ofrece una mirada al intercambio de culturas en un entorno rural, a través de lo cotidiano, de actores no profesionales y de una postura observadora.
Aubert intenta desmarcarse de los clásicos clichés de un subgénero tan trillado como lo es el terror zombi, aunque esta película, muy cercana a La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero, no ofrece demasiadas novedades.
El asesinato de una famosa cantante no deja de ser ser la excusa para exhibir las miserias de ese Egipto convulso donde, en tiempos de guerra, los miserables intentan salir adelante pasando por encima de todo y de todos.
A partir de los exigentes textos del filósofo y poeta francés Charles Péguy, surge una producción de difícil comprensión en la que los diálogos y plegarias discurren entre géneros musicales tan diversos y actuales como el metal, rock, glam o el pop electrónico
Con el mismo horizonte minimalista, Hong Sang-soo deja demasiados huecos que trabajar o completar para que su historia llegue con cierta eficacia, interés y comprensión.