
Un thriller distópico que se siente terroríficamente real. Un retrato político y antibelicista que también se cuestiona sobre los límites morales humanos y, sobre todo, periodísticos.
Un thriller distópico que se siente terroríficamente real. Un retrato político y antibelicista que también se cuestiona sobre los límites morales humanos y, sobre todo, periodísticos.
Sofia Coppola nos sumerge en la psique de la joven mujer del “rey del rock and roll” y los entresijos de una relación tóxica. Con tacto y sensibilidad, se nos abre otra perspectiva en la que Cailee Spaeny deslumbra.
El terror brilla por su ausencia en esta secuela de la película homónima de los 90. La coherencia de la trama, también, pero suplen unas actuaciones creíbles.
Drew Goddard consigue un thriller solvente aunque muy peculiar, con retazos de estilos conocidos, pero con una gran capacidad de generar interés.