
La cuarta temporada de Stranger Things mantiene el encanto y el buen nivel del inicio aunque esta vez con un tono más adulto, ya que madura a la vez que sus protagonistas. El éxito de los Duffer sigue apostando por la amistad y el trabajo en equipo.
La cuarta temporada de Stranger Things mantiene el encanto y el buen nivel del inicio aunque esta vez con un tono más adulto, ya que madura a la vez que sus protagonistas. El éxito de los Duffer sigue apostando por la amistad y el trabajo en equipo.
Intelectualmente exigente, oscura, dramática y turca. Un desafío para los detectives que la protagonizan y para su audiencia.
Es como viajar a la década de los 60, con sus acontecimientos históricos, sus peculiaridades, sus costumbres, sus coetáneos y ese ritmo elegante que nos imaginamos en cualquier espía inglés.
Es difícil saber por qué alguien no ha repasado un guión que hace aguas por todos lados. Ni el impresionante paisaje puede encubrir el cúmulo de despropósitos de esta ficción.
Una muy buena serie de temas legales, donde se entremezclan perfectamente la profesión y la vida privada de Michael Haller. Adrenalina pura entre jueces, fiscales, expedientes y demás.
Digna sucesora de Hierro, Rapa mantiene los estándares de calidad, tensión, interés y humanidad que su antecesora.
Un ejemplo de algo que parece pero no es. De algo que promete pero no da. De algo, en definitiva, que no cumple con las premisas de excepcionalidad, misterio y sorpresa.
Algo desoladora visión de la vida en una comedia bien construida, entretenida y acertados diálogos.
Una muy buena adaptación polaca de la novela de Harlan Coben. Intrigas y misterios que dejaran al espectador pegado hasta que finalicen los seis capítulos y llegue el desenlace final con la verdad.
Miniserie de seis intensos capítulos acerca de la verdad o la mentira de una supuesta violación en pleno parlamento británico ¿Se salen los poderosos siempre con la suya?