
El film de Konchalovskiy cuenta con una ambientación histórica impoluta. Sin embargo, el enfoque del guion no cumple las expectativas de lo que cualquier espectador podría esperar de una biografía sobre Miguel Ángel.
El film de Konchalovskiy cuenta con una ambientación histórica impoluta. Sin embargo, el enfoque del guion no cumple las expectativas de lo que cualquier espectador podría esperar de una biografía sobre Miguel Ángel.
Un café londinense de ambiente árabe manifiesta las cotidianas divergencias y tensiones entre modos de pensar y ver la vida. El film abarca demasiadas cosas, además de romper la naturalidad con excesos descarnados.
Jörg Adolph dirige un documental científico-informativo fascinante y entretenido. Se complementa con una excelente fotografía de la naturaleza y con la visión antropomórfica del guardabosques Wohlleben.
El debut de Elsa Amiel traslada a la gran pantalla el universo excéntrico de los culturistas. Gracias a una fotografía sugerente, la audiencia se sumerge en la dureza de ese estilo de vida que deja una sensación desagradable.
Un retrato realista de las situaciones, obstáculos y prejuicios que pueden experimentar los habitantes de Europa del Este que buscan construir una nueva vida en países occidentales.
El polifacético cinéfilo Tolentino ofrece un documental –de irregular estructura y resultado– pero colorista, expresivo e inundado de personas y propuestas culturales que muestran un Irán diferente y esperado.
Stéphane Demoustier dirige un film correcto y doloroso con una buena realización, pero con falta de profundidad en el contexto y los personajes. La historia que se narra es descorazonadora y aboca al pesimismo.
El relato sobre los orígenes de un joven contaba con recursos suficientes para poder destacar el trabajo de la directora pero, lamentablemente, los desperdicia y llega a un resultado pedante y desequilibrado.
La mezcla singular de geografías y clichés de cine negro, así como la caracterización de personajes, es una sorpresa positiva. Sin embargo, la confusión y algún exceso incoherente empañan el resultado.
Kulumbegashvili debuta con un film que funciona como metáfora existencialista de la mezcla de tradición social, religiosa y familiar. Personal y coherente en su forma, es algo obtusa y, a la vez, predecible en su fondo.