
Un film de tormentas, ataques de caimanes, un espacio reducido y un padre y una hija en batalla por la reconciliación: todos los ingredientes se manejan con una eficacia muy convencional.
Un film de tormentas, ataques de caimanes, un espacio reducido y un padre y una hija en batalla por la reconciliación: todos los ingredientes se manejan con una eficacia muy convencional.
Nueva aventura veraniega de adolescentes en peligro bajo el agua y tiburones. Nada nuevo bajo el sol, a excepción de las elaboradas secuencias submarinas.
Menos rápidos, más furiosos y gamberros. Este spin-off de la longeva saga de Fast & Furious cumple como amplio escaparate de acción, adrenalina, testosterona y carisma. Sin embargo, aún ofreciendo una buena química entre sus actores y algunas grandes dosis de humor, sus 135 minutos de metraje acaban haciéndose demasiado largos.
Nueva propuesta de acción vengativa paterna protagonizada por Liam Neeson. Esta vez, no es eficaz la trama ni los personajes, pero si no se busca eso y solo golpes y nieve puede resultar.
Continuación del reboot protagonizado por Tom Holland y la de la saga marveliana, que alarga y alarga el universo dramático a riesgo de rebajar la calidad. Pero sin duda, se trata de un producto diseñado para disfrute de los adolescentes.
Reaparición de la famosa “especie” monstruosa en la gran pantalla. Como si fuera Godzilla, los efectos especiales engullen la escasa fuerza dramática del argumento y de los personajes.
F. Gary Gray (Fast & Furious) dirige a Chris Hemsworth y Tessa Thompson, que ya habían formado pareja en Thor Ragnarok, en una nueva aventura de Los Hombres de Negro. El film convence como entretenimiento, aunque no cabe esperar mucho más.
Reservado final para una saga que ya arrastraba una trayectoria atropellada. El festival de efectos especiales junto con un buen trabajo del elenco permite disfrutar mientras se acaba de consumir la mecha de los X-Men.
Acción, violencia y muerte. John Wick: Capítulo 3 es una montaña rusa de acción. La trama parece una mera excusa para llevar al protagonista hacia la siguiente escabechina.
Infiltrado en Miami intenta recrear la magia de los buddy cop movies de los años 80. Sin embargo, la escasa originalidad de la propuesta resulta en una experiencia muy predecible.