
La contemplación visual en el cine de Bassem Breish, un desafío a la paciencia y un homenaje a la belleza de lo cotidiano.
La contemplación visual en el cine de Bassem Breish, un desafío a la paciencia y un homenaje a la belleza de lo cotidiano.
Polanski tropieza con su última película. Una sátira exagerada y sin humor que desilusiona a los seguidores.
La directora italiana deslumbra con una nueva fábula protagonizada por un increíble Josh O’Connor. Llena de lirismo y detalles, en su trasfondo hallamos una historia de amor y un cálido retrato social de soñadores.
Un thriller distópico que se siente terroríficamente real. Un retrato político y antibelicista que también se cuestiona sobre los límites morales humanos y, sobre todo, periodísticos.
Un drama de lugares comunes y una realización un tanto anodina. Pese a la correcta ambientación, es gracias a los temas abordados por lo que acaba destacando.
La película enuncia motivos visuales que resaltan importantes mensajes humanos, pero se estanca en la superficie, haciéndose pesada y mermando las posibilidades de lo que podría haber sido.
Una aburrida e indignante adaptación de la obra homónima de Vanessa Springora. La constante explicitud de las escenas y la contemplación equidistante de los hechos encumbran la decepción del conjunto.
Un drama en toda regla donde se muestra las dificultades que sufren los inmigrantes para llegar a Europa en busca de una vida mejor. Ibrahim, el protagonista, facilita la conexión entre ficción y espectador.
Una ópera prima extremadamente violenta, pero mucho más llena de reflexiones y preocupaciones actuales si se la compara con otras películas del género. Dev Patel destaca en su actuación y su correcta realización.
Un viaje en carretera entre dos extraños se convierte en metáfora para una historia sobre la posibilidad de un cambio a mejor y el valor de las segundas oportunidades.