
Stéphane Demoustier dirige un film correcto y doloroso con una buena realización, pero con falta de profundidad en el contexto y los personajes. La historia que se narra es descorazonadora y aboca al pesimismo.
Stéphane Demoustier dirige un film correcto y doloroso con una buena realización, pero con falta de profundidad en el contexto y los personajes. La historia que se narra es descorazonadora y aboca al pesimismo.
Buceamos por la oscuridad, el hermetismo, los secretos y los traumas de los protagonistas. Emergemos con falta de oxígeno y de vitamina D.
Disparatada comedia de terror ligero. Solo para aquellos que no busquen ninguna explicación coherente ni profundidad en la trama.
Un tema reincidente pero que no defrauda. El film, no solo expone las atrocidades de la guerra y las verdades tabú de esta, sino que deja el foco en cómo se vivió en los pueblos desde la perspectiva de los civiles.
El relato sobre los orígenes de un joven contaba con recursos suficientes para poder destacar el trabajo de la directora pero, lamentablemente, los desperdicia y llega a un resultado pedante y desequilibrado.
Azuelos apuesta por un retrato cómico, pero agridulce, de la vida de no pocas mujeres en la actualidad. Maternidad, educación, nido vacío y otros aspectos se mezclan con ligereza, pero descubriendo también carencias.
Quien mucho abarca… ciento volando. Y es que Jaguar no se concentra. Se pierde entre querer proponer algo nuevo y algo viejo, algo divertido y algo dramático, algo creíble y algo increíble y, así las cosas, ¿la vemos o no la vemos?
Una serie despiadada que, aunque bien narrada, contiene un enfermizo guion.
La historia resulta poco interesante, pero la mansión y los escenarios que la envuelven le aportan cierto encanto. Otro film de terror que se queda a las puertas del género y no es capaz de agradar a la audiencia más fiel.
Dos tiburones de las finanzas se enfrentan en el complejo y lucrativo negocio de dominar el mundo. Un drama intenso por el que vale la pena dejarse atrapar.