
Sebastian Maniscalco, cómico y actor norteamericano de origen italiano, coescribe y protagoniza esta historia sobre la relación con su padre, interpretado por un Robert De Niro que salva una comedia bastante floja con mensaje positivo.
Sebastian Maniscalco, cómico y actor norteamericano de origen italiano, coescribe y protagoniza esta historia sobre la relación con su padre, interpretado por un Robert De Niro que salva una comedia bastante floja con mensaje positivo.
La película de Rocío Mesa pone el foco en la transición que está sufriendo el mundo rural en España. Con actores no profesionales y un monstruo hecho sin CGI, resalta la importancia de la familia y la naturaleza.
Un film con buen ritmo, una realización conseguida y algunas escenas que conseguirán que miremos dos veces el armario antes de dormir. Pese a ello, falta algo de profundidad en la historia.
Un título de espionaje que prometía mucho y nos ha dado poco. Mucha acción, violencia y disparos y pocas oportunidades para asimilar la información. Pese a todo, consigue sorprender y nos hará pasar un buen rato.
Jafar Panahi brinda una sugerente obra cuya inteligencia crítica se presenta desde el propio título. Una reflexión sobre el poder, las costumbres inflexibles y un retrato comunitario bajo el telón de dos romances.
Laia Costa, con su impecable interpretación, lleva las riendas de una historia sobre nuevos comienzos y reencuentros con uno mismo. La trama avanza en calma como si de un lento proceso de sanación se tratara.
Esta comedia condescendiente y amable caricaturiza con respeto a todos sus personajes. Con una puesta en escena notable y mucho humor, hace un acertado retrato de la sociedad española actual.
Convertir un anime o un manga en una propuesta cinematográfica realista, llevada a cabo por productoras estadounidenses, es una fórmula que simplemente no funciona por muchas razones.
Un divertido y encantador viaje por los rincones de la costa tinerfeña. Pese a su grata esencia, muchos silencios, conflictos y conversaciones quedan sin resolver y se pierden en la mar.
Al son de conocidas piezas de música clásica, Bruno Chiche dirige un largometraje centrado en la relación paterno-filial con conversaciones emotivas y grandes interpretaciones de Yvan Attal y Pierre Arditi.