
La propuesta de Juan Manuel Cotelo brilla por su optimismo, normalidad y cercanía. Con actuaciones sobresalientes y canciones animadas, invita a reflexionar y a disfrutar al público general.
La propuesta de Juan Manuel Cotelo brilla por su optimismo, normalidad y cercanía. Con actuaciones sobresalientes y canciones animadas, invita a reflexionar y a disfrutar al público general.
La propuesta de Macarena Astorga es una aventura sencilla y simpática dirigida a toda la familia. Aunque no aporta nada nuevo, cuenta con los ingredientes necesarios para entretener un rato y transmitir amabilidad.
Un pueblo colombiano es el escenario de una historia mágica, colorida y con muchas canciones. En estas aventuras simpáticas, sus protagonistas realzan el valor de la familia y de respetar las diferencias entre sus miembros.
Las alocadas aventuras de los Mitchell ante la revolución de las máquinas plantean una reflexión interesante acerca de la tecnología y de la familia. El film mezcla los suficientes elementos como para llegar a una audiencia amplia.
Con una remarcable dirección y una envolvente fotografía y banda sonora, este film consigue entretener. Aunque su desarrollo es confuso, el relato da suficientes herramientas para reflexionar críticamente.
Esta propuesta de animación echa una mirada crítica, aunque algo superficial, a la hipertecnología que nos invade. También, a través de unos personajes simpáticos, habla de la marginación social en el colegio.
La adaptación de la obra teatral de Coward cuenta con actores conocidos y un relato divertido. Desaprovecha sus recursos y no es un producto estrella, pero es un título ameno, con humor y fácilmente disfrutable.
Esta comedia de los Foenkinos aborda, en un tono ligero y desconectado de sus efectos reales, las diversas fantasías sexuales de los protagonistas. Con un buen elenco, tiene altibajos narrativos.
Cine de pandillas, retrato de la migración interna y dibujo del conflicto terrorista en Euskadi confluyen en el primer film de Gómez. Con algún altibajo, se aprovecha la fuerza de la historia y de sus personajes.
El film de Wes Anderson es un proyecto formal llevado al límite. Tiene el innegable sello estético del director, pero el exceso ornamental (y de actores conocidos) acaba sofocando la evolución de personajes o el relato que se narra.