
Veit Helmer dirige una obra visualmente atractiva con dos actrices carismáticas. Es una película para una audiencia selecta, que cuenta con un gran trabajo de cámara, una trama sencilla y mucha imaginación.
Veit Helmer dirige una obra visualmente atractiva con dos actrices carismáticas. Es una película para una audiencia selecta, que cuenta con un gran trabajo de cámara, una trama sencilla y mucha imaginación.
Esta comedia irregular, al desviarse del planteamiento inicial y no saber intercalar tramas, pierde consistencia. Aun así, la cinta consigue su propósito de entretener e incluso encuentra algún mensaje encomiable.
Viajamos a Japón y recorremos el país de la mano de la actriz francesa Isabelle Huppert, alrededor de la cual pivota esta comedia sin pretensiones, bellamente rodada y quizá demasiado contenida en su narración.
La mala conjugación de todos los elementos dispuestos en la película desemboca irremediablemente en una obra desabrida, desconcertante y tediosa cuyas promesas decaen a medida que avanza.
Un drama romántico que se cuece a fuego lento, muta en un prometedor thriller y acaba cayendo en saco roto. El desequilibrio en el ritmo, la frivolidad de los personajes y la sobredramatización entorpecen su disfrute.
Esta adaptación del bestseller de Colleen Hoover se pierde en el componente adulto de la obra escrita y no profundiza debidamente en el tema de fondo. El elenco intenta sostener algo que queda demasiado edulcorado.
Un drama romántico que, pese a una estructura poco novedosa, sabe desenvolverse con soltura. Con una gran química protagonista, la historia convence como ópera prima y complacerá a los amantes de este género.
Lo que podría haber sido un retrato sobre la diferencia de clases en una relación de pareja acaba siendo una cinta erótica y un tanto absurda que desaprovecha materias sugerentes y el trabajo de sus actores.
Scarlett Johansson y Channing Tatum lideran una romántica comedia espacial. Aunque parte de un hecho histórico, la película se desenvuelve convincentemente por la ficción y deja un buen sabor de boca.
Guillaume Canet y Alba Rohrwacher protagonizan un drama romántico que por su fotografía fría, su ritmo tranquilo, su exceso de metraje y una historia inconclusa deja un producto taciturno que se hace largo.