
El fascinante trabajo de Adam Bessa sumerge de lleno al público en la corrupción tunecina (extrapolable a cualquier otra realidad). Incómodo, duro y amargo, el film es una urgente llamada de atención a la sociedad.
El fascinante trabajo de Adam Bessa sumerge de lleno al público en la corrupción tunecina (extrapolable a cualquier otra realidad). Incómodo, duro y amargo, el film es una urgente llamada de atención a la sociedad.
Ágil documental al ritmo de la batuta de algunos de los grandes baterías contemporáneos o del pasado reciente que permite disfrutar de un rato agradable. Es dinámico y, como era de esperar, musical.
Lo que parecía ser una cinta de acción sobre un atraco, se acaba convirtiendo en un drama angustioso cuyos intentos de generar acción no llegan a arrancar. Se queda a medio gas pese a sus buenas actuaciones.
Este drama biográfico no consigue afianzar sus mensajes por una artificiosa ejecución. Los ineficaces saltos temporales y algunas interpretaciones secundarias fuera de tono acaban arrastrando a la desconexión.
Historias íntimas, complejas y diversas contadas desde diferentes monasterios de España en primera persona. Los protagonistas lo han dejado todo para tener la felicidad más completa: Dios.
Laura Baumeister de Montis presenta una historia de separación entre una hija y una madre que, con una fotografía desgastada y una música amenazante, encuentra el equilibro entre lo real y lo onírico.
Comedia romántica bastante soporífera que, ha pesar de tener un elenco de estrellas, no hace gracia. Sus chascarrillos anticuados, sus clichés y sus estereotipos la convierten en una película de sobremesa.
Creyendo que cumplir los deseos de su hijo hará que despierte del coma, una madre se embarca en un viaje que despertará sus ganas de vivir. Esperanzador y algo azucarado, es un film para hacer sentir bien.
Oda a un clásico de los ochenta, con gran dosis de nostalgia, humor, fantasía y aventuras.
Una comedia familiar amable y bienintencionada, pero cuyo guion se pierde en lo rocambolesco y lo facilón. A pesar de todo, Gracia Olaya y Tito Valverde aportan frescura con sendos papeles.