
Pese a estar bien ejecutada y ser muy veraz en lo que cuenta, el director aporta un tinte desesperanzado (bajo un afán de ser humanista) a un film en el que debería resaltarse la alegría.
Pese a estar bien ejecutada y ser muy veraz en lo que cuenta, el director aporta un tinte desesperanzado (bajo un afán de ser humanista) a un film en el que debería resaltarse la alegría.
Ambientada en la Viena de los tardíos años 30, la película trata una historia actual de adolescencia junto con el nazismo y Sigmund Freud, encontrando un buen balance entre los tres temas.
Una revisión, en clave feminista pero para nada luminosa, de la disputa de las famosas primas por el trono de Inglaterra. Escenarios y vestuario, así como el trabajo de las actrices, se llevan la mayor parte de los méritos.
Un cuento que evoca fantasía y está pensado para reflexionar acerca del trato a la mujer en un momento determinado de la historia. El director se dirige a un público más adulto que entenderá los guiños del film, aunque no se olvida de los más pequeños.
Sara Hirtt debuta en su primer largometraje, donde pone todo de su parte para dejar claro lo controvertidas que pueden ser las relaciones entre hermanos. De compás lento y con buenas interpretaciones, se trata de un estreno para miradas de tendencia intimista.
El director y guionista Jia Zhang-Ke introduce al espectador en una complicada trama, donde amor y odio y complicadas situaciones en bandas criminales se aderazan con su habitual manera (tranquila y contemplativa) de observar la realidad.
Un relato mórbido acerca de la frustración en el amor y de las amenazas de las redes sociales, que acaba en un tejido de tretas y falsedades, donde únicamente destaca el gran trabajo de Juliette Binoche, que muestra muy eficazmente varias facetas en un mismo personaje.
Una biografía de la última etapa de la corresponsal Marie Colvin que abunda en su tesón profesional. La estructura del film busca que descubramos y reflexionemos sobre sus batallas personales y profesionales.
Un musical biográfico que se adentra, de nuevo, en una figura del pop-rock reciente también con Fletcher tras la cámara. Buenas interpretaciones y producción musical destacan por encima de una trama que juega a no profundizar.
Mads Mikkelsen interpreta con excelencia a un hombre de muy buen corazón que lucha para sobrevivir. Ártico atrapa, angustia y consigue que el público empatice con su protagonista.