
El terror brilla por su ausencia en esta secuela de la película homónima de los 90. La coherencia de la trama, también, pero suplen unas actuaciones creíbles.
El terror brilla por su ausencia en esta secuela de la película homónima de los 90. La coherencia de la trama, también, pero suplen unas actuaciones creíbles.
El thriller de David Victori arrastra al público, junto con el protagonista, a una noche trepidante llena de despropósitos. En pocas palabras, triunfa en su forma (por su ritmo) y se hunde en su fondo (por su falta de verosimilitud).
Otra película del régimen de Hitler, esta vez centrada en un colegio inglés –que existió realmente– al que asistieron las hijas de nazis. Un thriller satisfactorio que muestra la duda entre la doctrina aprendida y lo que se estima correcto.
Rupert Wyatt dirige un thriler muy correcto en el que explora la actitud de los colaboradores y disidentes en un mundo sometido por extraterrestres. Aunque la premisa induce a confusión, es un film ameno.
Este thriller dramático busca unificar las áreas grises de las inversiones en países en vías de desarrollo y su relación con todos los actores políticos y sociales. Con pasajes convincentes, el conjunto adolece de cierta verosimilitud narrativa.
La mezcla de géneros y el gran cuidado del contenido visual resta relevancia a la trama y a los protagonistas, con lo que resulta una película poco coherente. Aunque sea complicada de entender, su ambientación es hipnótica.
Christopher Nolan regresa con una nueva apuesta, a su estilo, por el cine como gran formato, no solo en su duración y concepción escenográfica, sino en densidad dramática, narrativa, argumental y antropológica.
Tercera película de la Trilogía del Baztán sobre una serie de asesinatos rituales en la región navarra. El enorme esfuerzo de producción no basta para salvar una trama en exceso enmarañada y por momentos ininteligible.
Este thriller coreano, debut como director de Lee Jung-ho, ofrece todos los ingredientes argumentales y de estilo narrativo habituales en las películas donde se mezcla cine negro y corrupción policial.
El retorno de Takashi Miike a la gran pantalla es un thriller más comercial que sus entregas anteriores, pero sin perder su marcado estilo. Caótico, colorido, exagerado, desvergonzado… las películas de este director no dejan a nadie indiferente.